PILARES DEL EVANGELISMO PERSONAL
Juan
Alberto Galvá
INTRODUCCION
A muchos
creyentes, la predicación del evangelio no les interesa, a otros no les
preocupa y a los demás les es indiferente. Pero hay un pequeño grupo que sí
está interesado en saber más sobre cómo pueden ellos ser útiles en
las manos de Dios para que miles de vidas en las que El está genuinamente
interesado le conozcan y le sirvan.
A este
pequeño grupo la Palabra de Dios les llama discípulos: cualquiera es un
creyente, cualquiera un simpatizante o un seguidor, pero muy pocos son los
discípulos.
De manera
que antes de emprender esta tarea, lo primero que debe hacer el equipo que se
dispone a acometerla, a enfrentarla es autoevaluarse para saber si se es un
discípulo, o simplemente un seguidor:
Descubrirás
que si eres cualquier cosa diferente a un discípulo, no podrás realizar esta
tarea eficaz y eficientemente.
Eso no
quiere decir, que alguien que no es un discípulo no pueda obtener resultados,
el quid del asunto, es que quien evalúa ese resultado es el dueño de la tarea,
por lo mismo, cualquier producto que no se obtenga usando los materiales
asignados y mediante las normas establecidas, probablemente traerá “éxito” y
orgullo humano a quien lo haga, pero quien así proceda debe saber que, en
palabras de nuestro Señor Jesucristo: “ya tiene su recompensa”, así
que, quizá, estas personas se hallen muy triunfantes ante si mismos y ante los
demás, pero no tendrán motivos reales de alabanza para con Dios.
Quien no
sea un genuino discípulo no mostrará la pasión, el amor, la tenacidad que se
requieren para buscar y alentar a los perdidos a que conozcan al Señor, y
cuando la tarea se torne cuesta arriba, serán de los primeros en abandonar o
sugerir que se abandone la tarea. Pero aquellos que sean discípulos, cuyos
corazones sean propiedad de Dios, serán guiados por su Santo Espíritu y El
mismo les dará las fuerzas, la sabiduría y el verdadero éxito para ser eficaces
y vencedores.
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