Hoy día cuando por todo hay que
pagar, parecería extraño que alguien haga una pregunta como esta. Para ser
honestos nosotros no consideramos que sea impertinente tal pregunta, al
contrario, consideramos que si el corazón que indaga detrás de la pregunta es
sano, la pregunta tiene toda pertinencia. La palabra de Dios afirma: Mateo 10:8: “Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad
fuera demonios; de gracia recibisteis dad de gracia”. La gracia de Dios no se puede negociar e
indudablemente hoy día hay mucho de eso entre los que decimos ser cristianos,
todo esto como parte de un fenómeno profetizado por el apóstol Pedro:
II Pedro: 2:2 “Y muchos seguirán sus
disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, 2:3 y
por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los
tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme”.
Con todo, es evidente que es la misma Biblia la que instruye
acerca del sostenimiento de aquellas personas que han dedicado sus vidas al
servicio cristiano:
1 Corintios 9:14: Así
también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del
evangelio.
Gálatas 6:6: El
que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye.
1 Timoteo 5:17: Los
ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos doble honor, mayormente
los que trabajan en predicar y enseñar.
El equilibrio radica cuando hombres que están dedicados a la obra de
Dios son reconocidos por el pueblo de Dios para ser honrados y sostenidos en
sus necesidades. Esto es en lo concerniente a la enseñanza regular que debe ser
libre y sin costo alguno ni para las ovejas ni para persona alguna. Las ofrendas
que los fieles dedican a Dios son usadas para el sostenimiento de los siervos
de Dios, esto es lo que Pablo enseña como enseñanza transmitida por el Señor
Jesucristo:
1 Corintios 9:13: ¿No
sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los
que sirven al altar, del altar participan?
Sin embargo, no todas las cosas asociadas con la palabra de Dios
pueden ser recibidas por su pueblo de forma gratuita, no porque no exista la
intención sino porque no existen los medios para ello. En la época del N.T. No
cualquiera podía tener una copia de alguno de los libros de la Sagrada
Escritura, porque su producción era cara en gran manera, si alguien deseaba
tener una porción de las Escrituras Sagradas debía pagar por ello. De igual
manera hoy día cuando un siervo de Dios escribe un libro de enseñanza
cristiana, aunque su contenido y su
inspiración le vienen de Dios y su palabra es menester que él o la casa
editorial que lo haya publicado cobren por el libro pues es la única forma de
producir miles de libros para que lleguen a mucho más personas. Y también es
justo que obtengan beneficios económicos que redunden en su bienestar por el
esfuerzo. Y esto mismo aplica para para los que graban CDs de música, y
actividades similares.
Lo que no vemos bien es haber llevado esto hasta el punto de que,
no la utilización de medios, como libros, CDs, la internet, revistas y herramientas
similares, sino ahora el mismo talento reservado para una enseñanza ordinaria
sea utilizado como excusa para exigir una tarifa o un pago formal para su
aprovechamiento. En otras palabras, estamos opuestos a los conferencistas que
cobran una tarifa para dar una conferencia, charla, seminario y actividades similares
basada en la palabra de Dios. Los siervos deben saber que, la enseñanza
cristiana básica que ellos necesitan para vivir vidas victoriosas el Espíritu
Santo la provee a diario en cada una de sus congregaciones. Pero ¿por qué cobra
un Instituto Bíblico si en sus aulas eso es exactamente lo que se hace? Ciertamente
en un Instituto Bíblico en esencia se hace fundamentalmente lo que se hace
desde los pulpitos, con algunas diferencias importantes que justifican el cobro
de una matrícula.
En primer lugar, los institutos bíblicos habilitan un espacio especial,
que a veces es el local de una iglesia y en otros casos es un edificio construido
para estos fines o un local alquilado, en la dependiendo de la situación el
instituto generará gastos que puede ir de mínimos, moderados a altos.
Igualmente los institutos bíblicos como instituciones educativas
deben llenar ciertos requisitos legales para poder emitir títulos autorizados. Estos
títulos a su vez, eventualmente representan para los estudiantes una ventaja
ministerial y social en el mundo en que vivimos hoy día, pues le abrirán
puertas a dichos discípulos que les sean requeridos.
Los institutos bíblicos suelen emplear a varios profesores, en muchos
casos estos profesores deben trasladarse desde distancias considerables pues
suelen pertenecer a distintas congregaciones. Estos profesores a su vez deben preparar
sus cátedras con mucha delicadeza y empeño pues la enseñanza que han de transmitir
está diseñada para formar a los líderes del Señor y la enseñanza que da no es
ocasional sino sistemática y continuada en el tiempo, en otras palabras están dedicados
a esta labor.
Por último, aunque este resumen no pretende ser exhaustivo de todas las posibles razones, un instituto hace
uso de recursos tales como teléfonos, servicios web, proyectores, pizarras,
mapas, secretarias, archivos y la lista puede seguir y seguir.
Por todo esto, es preciso solicitar a los estudiantes interesados
en realizar estudios bíblicos superiores que contribuyan con un pago para
sustentar la existencia de la institución y para evitar su anquilosamiento,
para procurar que el instituto se mantenga en desarrollo, avance, y expansión.
Con todo, los institutos bíblicos deben contemplar medidas para
garantizar que ninguna persona que honestamente desee servirle al Señor deje de
hacerlo debido a que no tenga los recursos económicos necesarios, proveyendo
becas, subsidios y programas de crédito educativo. Todas estas facilidades están
disponibles en el International Virtual Theological Institue (INVITI-INTESAND).
Y si bien, y por todas las razones antes expuestas requerimos de los estudiantes en general que paguen una matrícula
por sus estudios y sin embargo, todos los estudiantes son avisados de que por ningún
motivo dejaran de completar sus estudios a causa del dinero. El dinero en
nuestro ministerio no es no será jamás un obstáculo para recibir formación teológica.
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