viernes, 5 de julio de 2013

BREVE SINOPSIS HISTORICA DE LA IGLESIA CRISTIANA Y DEL CRISTIANISMO

International Virtual Theological Institute (INVITI)

Instituto Teológico De Santo Domingo (INTESAND)
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829-333-3981


Herodes el Grande
Palestina en tiempos de Jesús
Historia de la iglesia cristiana

UNIDAD DE RECURSOS DIDACTICOS


Una publicación original de:
Missionary Leaflet #
Holy Protection Russian Orthodox Church
2049 Argyle Ave. Los Angeles, California 90068
Editor: Bishop Alexander (Mileant).
(historia_iglesia.doc, 07-14-2000).

A menos que se indique lo contrario todas las citas han sido tomadas de la versión Reina Valera 1960.
N.T. Nota del Adaptador.



Compilado y adaptado por:
Prof. Juan Alberto Galvá



Contenido
El rey Herodes el Grande
Palestina en tiempos de Jesús

Descenso del Espíritu Santo sobre los Apóstoles. 
Primeros éxitos de la fe cristiana. 
Predicación del Santo Apóstol,
el diácono Felipe.
I EXPANSIÓN
Llamamiento de los gentiles. 
Cristianos de Antioquía.
Conversión de Saulo. 
Concilio apostólico de Jerusalén. 
EL LIDERAZGO DE LA IGLESIA Y EXPANSIÓN INTERNACIONAL
Trabajos de evangelización del Apóstol San Pedro. 
Santo Apóstol y Evangelista Juan el Teólogo. 
Santo Apóstol Andrés el primer llamado. 
Las santas Mártires. 
ETAPA POST APOSTÓLICA
Apologistas.
Juliano el Apóstata.
Herejías y cismas. 
Concilios Ecuménicos. 

Historia del cristianismo
La Iglesia Ortodoxa Rusa. 
Las Iglesias orientales. 
Santos padres. 
Dirección eclesiástica. 
Reivindicaciones de los papas de Roma por el primado. 
Separación de la Iglesia Occidental de la Ortodoxa Católica. 
Luteranos o protestantes. Veneración de la Palabra de Dios.
Reformadores o calvinistas. 
Anglicanos o episcopalianos. 
Los bautistas. 
Adventistas del Séptimo Día.
"Ciencia Cristiana." 
Teoría de Darwin.

El rey Herodes el Grande
Aupado al trono de Judea con el apoyo de los romanos, Herodes se entregó a una vida de placeres y de intrigas que ofendió a los judíos más piadosos, agrupados en el templo de Jerusalén

Herodes el Grande reinó sobre el pueblo judío durante prácticamente las cuatro últimas décadas del siglo I a.C. Destacó por su eficaz gestión administrativa, por el lustre que dio a Judea, por grandes obras como la reconstrucción del templo de Jerusalén, e incluso por gestos humanitarios como el reparto de grano, comprado de su propio peculio, en una terrible hambruna. Pero Herodes no supo, o no pudo, conquistar el corazón de sus súbditos judíos: para ellos fue siempre una piedra de escándalo y un motivo de rencor.
 En cambio, Roma, que desde el año 63 a.C. había hecho de la antigua Judea un reino vasallo (que abarcaba Samaria, al norte, y Edom, al sur), adoraba a Herodes. Pocos monarcas se mostraron tan complacientes con el naciente Imperio romano y tan solícitos en colaborar con él. Esto se hizo patente cuando Octavio Augusto, tras vencer a Marco Antonio y Cleopatra en la batalla de Actium (31 a.C.), llamó a su presencia a Herodes. Éste temió seriamente por su vida, pues hasta entonces había sido un activo partidario del enemigo mortal de Octavio, Marco Antonio. Pero cuenta Josefo que el nuevo mandatario del Imperio supo apreciar la fidelidad del rey de Judea a su enemigo como prueba de su lealtad sin fisuras a Roma.
No sólo lo dejó con vida, sino que le declaró su profundo aprecio. Augusto mantuvo excelentes relaciones con Herodes, pues éste se comportaba como un subordinado ideal: sus informes periódicos eran precisos y sabía que cualquier deseo que se expresara desde Roma era al punto ejecutado en su reino.
Por el contrario, a los ojos de sus súbditos, la mayoría piadosos, un monarca como Herodes era precisamente lo que no necesitaba Israel. De él les molestaban muchas cosas, empezando porque su reinado había sido impuesto con mucho derramamiento de sangre por las armas romanas, y siguiendo por el hecho de que el monarca no tenía orígenes puros judíos, ni mucho menos; su padre descendía de una familia de Edom, enemiga tradicional de los judíos, y su madre era árabe. Pero lo peor de todo era que Herodes mostraba muy poco respeto por las costumbres y leyes de la religión judía, para indignación de los judíos piadosos y observantes, que en su mayoría estaban radicados en Jerusalén, espejo de la nación.

Más griego que judío

El rey hacía ostentación de ser un príncipe de cultura grecorromana. Bastaba ser griego, o romano, culto y bien educado, para pasar unos días, regaladamente, en el palacio de la capital o en el de Jericó. Los aposentos para invitados de la corte real estaban siempre ocupados. Como si Herodes tuviera horror a que hubiera un vacío en su entorno, nobles extranjeros –filósofos, historia­do­res, poetas y hombres de teatro– desfilaban in­cesantemente por la corte, y eran invitados asiduamente a comer y a dormir a costa de las finanzas reales. Herodes se comportaba en Jerusalén del mismo modo que Mecenas, el fiel colaborador de Augusto, protector de artistas y poetas, lo hacía en Roma.
Este desfilar de gentiles irritaba principalmente a fari­seos y esenios, numerosos en Jerusalén y alrededores; los primeros ostentaban altos cargos religiosos, como sumos sacerdotes del Templo, mientras que los esenios eran una secta apocalíptica que quería purificar el judaísmo. Todos creían que el rey estaba corrompiendo a propósito las costumbres de su corte, y que esa indecencia se estaba expandiendo por la ciudad y sus alrededores. Como ejemplo pusieron la construcción de un teatro y un hipódromo, símbolos de la cultura pagana de griegos y romanos.
De la mano de su consejero Nicolás de Damasco, parecía que el monarca descuidaba los deberes de Estado y se había entregado demasiado al aprendizaje de la filosofía, la retórica y la historia griega y romana. Pero no a la Ley, la única fuente de sabiduría. La administración de los asuntos de Estado recaía en gentes de educación griega, situadas en puestos clave. Así, la exhibición de la pompa romana y griega en ciertas ciudades del reino, como Cesarea, era absolutamente inaceptable para los judíos. Ante los piadosos de Israel todas estas realidades tenían un peso mucho más negativo que algunos actos aparentes de devoción, escasos, por parte del rey, y también más que algunas concesiones aisladas a los fariseos, a quienes el rey tenía políticamente en cuenta como maestros que eran del pueblo.

Gladiadores en el templo

La construcción de templos paganos en zonas como Sebaste (Samaria), y en especial el dedicado a la diosa Roma y al genio de Augusto en Cesarea, era un insulto público a la Ley. Para colmo, Herodes había preparado grandes festejos paganos para la inauguración de Cesarea, la gran capital que había hecho construir en la costa, entre las actuales Tel Aviv y Haifa, provista de un puerto artificial y diversos anexos, además del templo.
Herodes organizó luchas de gladiadores y otros juegos durante la dedicación del templo; todo el conjunto estaba ofrendado al emperador Augusto y a Livia, su esposa, que contribuyó a la ocasión con magníficos dones como premio para los vencedores. Pero para los judíos, las luchas de gladiadores eran profundamente inmorales, pues consideraban que el único dueño de la vida humana era el Altísimo. Además, por la noche se multiplicaban los festines y las bailarinas extranjeras eran casi más abundantes que los comensales.
Y con ellas, las orgías y el desenfreno. El pueblo lo sabía y se escandalizaba profundamente.
Otras dos acciones de Herodes ofendieron la sensibilidad religiosa israelita: su sórdido manejo del sumo sacerdocio del templo de Jerusalén y la profanación de la tumba de David. Lo primero se remontaba a inicios del reinado. El flamante monarca tuvo la osadía de nombrar como sumo sacerdote a Hananel, un hombre os­curo y desco­no­cido, aunque descen­diente auténtico de Sadoc (el sacerdote de tiempos del rey David que dio origen al linaje de los saduceos); por lo tanto, estaba, en sí, legítimamente capacitado para el cargo.
Pero que el rey hiciera tal nombramiento no era de recibo, ni mucho menos. La cosa no quedó ahí. Pronto, sin previo aviso, el monarca lo depuso y nombró sumo sacerdote a Aristóbulo, hermano de su esposa Mariamne, descendiente por tanto de los macabeos, el linaje que había encabezado la lucha por la independencia de los judíos en el siglo anterior. Pero antes de un año ordenó su asesinato. Oficialmente, Aristóbulo murió ahogado accidentalmente mientras se bañaba en una alberca del palacio, pero todos sabían que la mano del rey estaba detrás.

El tesoro del rey David

El segundo motivo de escándalo fue la expoliación de la tumba del rey David, en Belén. Según noticias que habían pasado de boca en boca, décadas antes, el rey Juan Hircano había conseguido tres mil talentos bajando al sepulcro de David y apoderándose de parte de las monedas y objetos preciosos que allí había como ofrenda funeraria. ¡Y corrían lenguas de que aún quedaba mucho más! Herodes decidió imitar el ejemplo de su antecesor a causa, sobre todo, de los dispendios de Cesarea, que habían exigido cuantiosas sumas.
Como la presión de los impuestos y tributos era ya considerable, al rey se le ocurrió que tal sistema de conseguir dinero era fácil. Pero lo único que consiguió fue enajenarse la voluntad de los pocos piadosos que de entre los ciudadanos judíos aún lo defendían. El hecho era terrible y Herodes lo sabía; no sólo significaba la profanación de un símbolo venerado, sino que comportaba algo que la religión judía prohibía terminantemente: el contacto con cadáveres, que conllevaba impureza e impedía acercarse al Templo.
El rey quiso llevar la acción en secreto. De noche, con una guardia escogida y algunos obreros armados con picos de hierro y otros útiles, bajó él en persona para violar el sepulcro, pero allí no quedaba casi nada. Esto, aderezado con la novelesca historia de que tanto el rey como sus cómplices habían huido despavoridos ante una serpiente gigantesca que moraba en la tumba, fue lo que se divulgó entre la población, que se ratificó en su odio hacia el rey. Y aumentó la distancia, cada vez más infranqueable, entre Herodes y su pueblo.

Polígamo y criminal

La vida privada del rey era, además, un ejemplo de lujuria, crueldad y perversión. Sus muchas mujeres y concubinas fueron, sin duda, motivo de repulsa. Herodes tuvo nueve o diez esposas –dos de ellas pudieron ser, quizás, una sola, debido a que el parentesco no queda claro–. La mayoría fueron esposas sucesivas, aunque no siempre.
El que un monarca fuera polígamo podría parecer que no era motivo de gran escándalo para los judíos en general, que en las Sagradas Escrituras veían ejemplos de reyes de Israel que poseían incluso harenes. Sin embargo, la poligamia apenas existía ya en el Israel del siglo I a.C., a pesar de que la leyenda cuente algún que otro caso escandaloso como el del rabino Tarfón (que vivió entre los siglos I y II), quien tuvo trescientas esposas sucesivas. En esa época la monogamia era considerada por la mayoría de los judíos como el estado natural del varón. Entre los esenios (incluidos los que vivían en Qumrán) y la mayoría de los fariseos tener una única esposa era doctrina común. Por tanto, la poligamia de Herodes era escandalosa.
Suponemos, además, que el rey tenía a su disposición un buen número de concubinas que provenían, sobre todo, de las mujeres de servicio en palacio y de los contactos en los frecuentes banquetes. El excesivo número de concubinas era muy mal visto entre los judíos, pues se recordaba que incluso un buen monarca, pero dado al sexo, como Salomón al final de su vida, era una persona alejada de Dios y de su Ley.
La familia del rey era también motivo de escándalo por las intrigas palaciegas, plasmadas en complots contra su persona o su gobierno, maquinaciones fundadas o simplemente imaginadas por la temerosa fantasía del rey, pero que hicieron correr sangre en abundancia. De entre los asmoneos, que vivían en palacio, murieron a manos de Herodes el hermano de Mariamne, Aristóbulo el Joven, nombrado sumo sacerdote; el etnarca Hircano II, antecesor suyo en el trono; Mariamne, segunda esposa del monarca; dos hijos de ésta, Alejandro y Aristóbulo, y Antípatro, primogénito del rey, hijo de Doris, su primera mujer, probable forjador de una conspiración contra su padre.
A todo ello se unían los asesinatos de civiles, muchos de ellos ocurridos en las mazmorras de palacio ya desde inicios de su reinado, que se caracterizó por la eliminación sistemática de enemigos afectos al régimen asmoneo anterior. Por ejemplo, los diez ajusticiados por conspirar para matar al rey a la salida del teatro; los trescientos asesinados junto con Terón, antiguo alto oficial del ejército herodiano, que murieron por apoyar a sus hijos Alejandro y Aristóbulo; las muertes selectivas de fariseos al final del reinado, y, en especial, la muerte de bastantes jóvenes y sus maestros, también fariseos, que habían destrozado el águila de oro que adornaba una de las puertas del Templo.
La vida y acciones escandalosas del monarca –o en todo caso ofensivas para la Ley y costumbres judías– continuaron hasta su muerte. Herodes jamás se arrepintió de su gobierno absoluto sobre sus súbditos. Josefo cuenta que cuando ya se sabía mortalmente enfermo dio orden a su hermana Salomé de que tras su muerte se liquidara a flechazos a los trescientos nobles más importantes del país, previamente encerrados en el anfiteatro de Jericó. La orden no se cumplió, pero la fama de su crueldad y libertinaje, coronada por esta intención, fue la responsable de la inverosímil leyenda de la matanza de inocentes de Belén narrada en el capítulo 2 del Evangelio de Mateo.

Fuentes:

Historia del pueblo judío en tiempos de Jesús. Emil Schürer. Cristiandad, Madrid, 1985.
Herodes el Grande. Antonio Piñero. Esquilo, Badajoz, 2007 (novela).
Antigüedades judías. Flavio Josejo (trad. J. Vara). Akal, Madrid, 2008
Por Antonio Piñero. Universidad Complutense, Historia NG nº 101



PALESTINA EN TIEMPOS DE JESÚS


INTRODUCCIÓN
Los cristianos confesamos que en la persona de Jesús de Nazaret se ha revelado plenamente el misterio de Dios. La grandeza y el escándalo de nuestra fe se halla en la humanidad y en la concreción de Jesús; él vivió en un país concreto, Palestina; con una geografía y una cultura particulares; en una época también muy concreta, el siglo I.

Si queremos comprender la riqueza del mensaje de Jesús, la grandeza de su persona, su lenguaje, sus comparaciones, hemos de estudiar e intentar conocer cómo era el país de Jesús, cómo era la religión de entonces, qué grupos sociales y religiosos había, qué problemáticas políticas y económicas existían... De este modo entenderemos mejor no sólo la persona y el mensaje de Jesús, sino cómo él desborda y transciende a su misma época, para convertirse en centro y clave de la historia humana.


I. LA GEOGRAFÍA
"Recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del Reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo. Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curaba. Y le seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordanía" (Mt 4,23-25).

Palestina, que significa "tierra de los filisteos", ha recibido diversos nombres a lo largo de la historia: Canaán, Israel, Judea o Tierra Santa, es un territorio de Asia Occidental, situado entre el Mediterráneo (Oeste), Siria (Norte), el desierto de Arabia (Este) y la península del Sinaí (Sur). Es una franja de tierra en forma de trapecio de 50 y 100 km en sus bases y de 220 km de altura.

El clima de Palestina se caracteriza por tener veranos calurosos y secos e inviernos templados y no demasiado lluviosos. Su agricultura es muy parecida a la del secano español: en las llanuras, cereales; y en la sierra, vid, olivo e higuera. De oeste a este se pueden distinguir en Palestina tres grandes regiones naturales:
* la llanura costera;

* la zona montañosa, que recorre el país de norte a sur a ambos lados del río Jordán,

* y la depresión del río Jordán, en la que se hallan el mar Muerto y el mar de Galilea (llamado también mar de Genesaret o lago Tiberiades). El Jordán divide el territorio en dos grandes regiones: la Cisjordania, al este del río, y la Transjordania, al oeste. En la Cisjordania se encuentran escalonadas, de norte a sur, las regiones de Galilea, Samaria y Judea.

1.1. Galilea 
Es una región montañosa, al norte de Palestina, con una fértil llanura bordeando el mar de Genesaret. En su parte montañosa están las poblaciones de Naín, Nazaret y Caná. La llanura del mar de Genesaret era abundante en cereales, fruta, olivos y vid, así como en pesca y derivados. Allí estaban las ciudades de Cafarnaún, Corozaín y Betsaida.

De Galilea era originario Jesús y en Nazaret vivió hasta el comienzo de su vida pública. De ahí que el lenguaje de Jesús esté plagado de comparaciones agrícolas y pesqueras. También gran parte de sus discípulos eran de esta región. En Cafarnaún Pedro tenía su casa, en ella descansaba el Señor a menudo, después de sus viajes recorriendo todas las aldeas.

Por haberse fusionado la población con extranjeros, no judíos de religión, los galileos no eran bien vistos por los judíos fervientes, que llamaban a la región "Galilea de los gentiles", algo así como "el distrito de los ateos".

I.2. Samaria:
Está situada entre Galilea y Judea. Es fértil y con
alto nivel urbano. Sus habitantes nunca fueron auténticamente judíos de religión, ya que muchos de ellos descendían de colonos extranjeros. Los samaritanos eran seguidores de la Ley: admitían sólo el Pentateuco, rechazaban el resto de los libros del Antiguo Testamento y no reconocían a Jerusalén como centro religioso. Ellos tienen su templo en el monte Garizín, en Síquén. Entre ellos y los judíos existía un odio mutuo. Ciudades importantes eran Samaría, Siquén y Cesarea.

I.3. Judea:
Es la región sur de Palestina, la más extensa y la más despoblada
y pobre. La ciudad principal de Judea es Jerusalén. Su importancia es, en primer lugar, religiosa: allí está el único templo judío del mundo, al que todos deben peregrinar. A este motivo hay que añadirle su importancia política, ya que es la sede del sanedrín, cuya competencia se extiende a todos los judíos del mundo. Los dos motivos anteriores producían un tercero: su importancia económica. La gran afluencia de peregrinos la hacía centro de grandes negocios monetarios, de banqueros, recaudadores de impuestos, mercaderes de esclavos y de ganado. Otras ciudades importantes de Judea son Hebrón, Belén, Emaús, Betania y Jericó (la ciudad residencial de los sacerdotes de Jerusalén).


2. LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA
"En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconitide, y Lisanio virrey de Abilene bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la Palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías en el desierto" (Lc 3,1-2)

II.1. La dominación romana
En el año 63 a.C., Pompeyo conquista Jerusalén, y Palestina pasa a depender del poder de Roma. Cuando nace Jesús gobierna en Roma el emperador Octavio Augusto (del 31 a. C. al 14 d.C.). Cuando Jesús muere, es el emperador Tiberio (del 14 d.C. al 37 d.C.). En los territorios conquistados, Roma procura conservar las costumbres locales. Se reserva la política exterior, controla la moneda y los caminos y exige un tributo elevado. Para conseguir estos fines se sirve de hombres fieles.

El judío Herodes el Grande es uno de esos hombres. Roma lo utiliza para gobernar la Palestina ocupada. Fue puesto por el Senado romano como rey vasallo para toda Palestina. Gobernó desde el año 37 a.C. al 4 a.C. Estaba obsesionado por mantener su soberanía mediante dos métodos: estar siempre al lado del que mandaba en Roma y eliminar a los que podían aspirar a su puesto. De hecho hizo ejecutar a dos de sus hijos acusados de tramar su destitución. Hizo muchas obras públicas, entre las que se encuentran la reconstrucción del templo y la edificación de un teatro y de un anfiteatro en Jerusalén. En el terreno económico su reinado fue próspero.

II.2. La herencia de Herodes
Herodes quiso que le sucedieran tres de sus hijos, partiendo
el reino, pero Roma sólo los admitió en calidad de gobernadores, no de reyes: -Arquelao heredó Judea y Samaria. Gobernó desde el 4 a.C. hasta el 6 d.C. en que fue depuesto y desterrado a causa de su crueldad. Roma, en su lugar, nombró a un procurador romano. El quinto procurador fue Poncio Pilato que gobernó Judea desde el 26 al 37 d.C., en que fue depuesto, y que condenó a Jesús a muerte.

-Herodes Antípas gobernó Galilea y Perea desde el año 4 a.C. al 39 d.C. Repudió a su mujer y se casó con Herodías, mujer de su hermano Filipo, con lo cual se ganó los reproches de Juan Bautista. En el momento de la pasión de Jesús se encontraba en Jerusalén para celebrar la Pascua y Pilato, al saber que Jesús era galileo, se lo envió. -Filipo gobernó Iturea y Traconítide desde el 4 a.C. al 34 d.C. En Judea, y después en toda Palestina, el procurador romano dejaba que el Sanedrín ejerciera la justicia, pero se reservaba la pena de muerte.

II.3. El Sanedrín
El Sanedrín ("Consejo", "sentarse juntos") era la institución
más importante de la sociedad judía. Una especie de parlamento con poder legislativo, ejecutivo y judicial. Sólo estaba limitado en sus funciones por los ocupantes romanos. En la época de Jesús, el Sanedrín constaba de 71 miembros, que se elegían de entre estas tres clases: 

-los ancianos (representantes de la aristocracia laica);
-los sumos sacerdotes retirados y los miembros de las cuatro familias de las que se elegían generalmente los sumos sacerdotes;
-los escribas o doctores de la Ley, pertenecientes las más de las veces al partido de los fariseos.

El presidente del Sanedrín era el Sumo Sacerdote. Su cometido era gobernar el país bajo la tutela romana. Los sumos sacerdotes de la época de Jesús fueron: Anás (del año 6 al 15 d.C.) y Caifás, su yerno (desde el 16 al 37 d.C.). El Sanedrín era a su vez el consejo de gobierno y la corte suprema de justicia para todos los judíos, estuvieran en Palestina o en el extranjero. Ejercía la justicia según las leyes judías, que eran reconocidas como leyes del imperio para todos los judíos de los países sometidos a Roma. Sus decisiones tenían fuerza de ley, que los romanos se cuidaban de aplicar.

Su competencia se extendía a todas las cuestiones religiosas y a todo lo que se derivaba de la ley judía. No tenía poder para condenar a muerte (esto es algo que se reservaba al Prefecto o Gobernador romano).


3. LAS INSTITUCIONES RELIGIOSAS
3.1. Fiestas

Las tres fiestas de peregrinación son las más importantes: reúnen al pueblo junto al templo y refuerzan la fe común.

- La fiesta de Pascua sobre la liberación del Éxodo. En esta ocasión acuden unos 200.000 peregrinos a Jerusalén. La tarde del 14 de nisán se inmola en el templo a los corderos que la familia come después de ponerse el sol. La fiesta se prolonga durante 8 días. Se celebraba a primeros o mediados de abril. Su fecha cambia, al igual que nuestra Semana Santa, a causa del calendario lunar. Coincidía con la primera luna llena de primavera. - Pentecostés, 50 días más tarde, fue primero la fiesta de la cosecha, pero pasó a ser luego, en la época de Jesús, la celebración del don de la Ley en el Sínaí, fiesta de la alianza y renovación de esa alianza. Se celebraba a finales de mayo o primeros de junio, dependiendo de la fecha de la Pascua.  - La fiesta de las Tiendas o de las Chozas es la más espectacular. Para recordar la estancia en el desierto, cada familia se hacía una choza de ramaje en los alrededores de la ciudad. Se celebra a  mediados de octubre.

III.2. El templo
El templo de Jerusalén era el otro polo de la vida judía. En él se celebraba a diario el culto a Yahvé y los sacerdotes ofrecían los sacrificios. El templo significaba la presencia permanente del Señor en medio de su pueblo.

III.3. La Ley
La Ley, dada por Dios a Moisés, debía ser explicada y adaptada a las circunstancias cambiantes de la vida. Ello dio lugar a la Ley oral o tradiciones de los padres. El trabajo de interpretación y adaptación de la Ley fue realizado por los escribas o doctores (verdaderos teólogos y juristas). En tiempos de Jesús muchos pertenecían al partido fariseo y gozaban de una gran autoridad ante el pueblo.

III.4. El sábado
El sábado es, con la circuncisión, la práctica más sagrada. Era el día dedicado a Dios y al descanso. No se podía trabajar, ni llevar encima más de medio kilo de peso y sólo se podía caminar alrededor de un kilómetro.

III.5. La sinagoga
Era el lugar de reunión de los judíos para la oración
y el estudio de la Ley. Más aún que el templo, lejano para muchos y adonde sólo iban en las fiestas, es el lugar donde se forja la fe y la piedad del pueblo. La ceremonia se dividía en dos partes: primero el Shemá, que terminaba con una bendición. Después se hacía la lectura de la Ley, iluminada por un texto de los profetas, y seguida por una homilía.



4. GRUPOS SOCIO-RELIGIOSOS
"Uno de aquellos días, mientras enseñaba al pueblo en el templo anunciándoles el Evangelio, se presentaron los sumos sacerdotes y los escribas con los ancianos..." (Lc 20,1)

" ... Le enviaron unos fariseos y partidarios de Herodes, para cazarlo con una pregun ta..." (Mc 12,13)

"...Se le acercaron unos saduceos, de los que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron..." (Mc 12,18)

IV.1. Sumo Sacerdote Era el responsable máximo del templo y presidente del Sanedrín. Gozaba de una gran dignidad y una situación económica confortable. Pertenecía al partido saduceo y era colaboracionista con el poder romano. Su cargo era vitalicio, pero los diversos procuradores nombraban y destituían al sumo sacerdote cuando querían.

IV.2. Saduceos
Pertenecían a la clase alta del país, aristocracia sacerdotal y grandes propietarios. Políticamente colaboraban con el poder romano, intentando mantener el orden público. Religiosamente eran muy conservadores: se atenían a la Ley antigua, no creían ni en el reino venidero ni en la resurrección.

IV.3. Sacerdotes 
En Israel el sacerdocio era hereditario y se adquiría por nacer en la tribu de Levi. Unos 7000 sacerdotes se encargaban de atender el templo. En general era gente pobre, vivían de las ofrendas y de oficios que se buscaban por su cuenta.

IV.4. Escribas
La mayoría eran laicos. Su misión consistía
en explicar y actualizar la Ley en función de los nuevos tiempos y de los problemas que se planteaban.

MAPA PALESTINA EN TIEMPOS DE JESUS 2.jpgIV.5. Fariseos 
La palabra "fariseo" significa " separado". Eran hombres piadosos que conocían bien la Ley y la cumplían a rajatabla (ayunos, penitencia, oración...). Ejercían una enorme influencia entre el pueblo, hasta el punto de que los jefes religiosos seguían siempre sus consejos. Pertenecían a una clase media (artesanos, pequeños comerciantes...). Los fariseos quieren estar separados de los impuros, es decir, de los que no conocen la Ley ni la cumplen. Eran nacionalistas y hostiles a los romanos, pero no usaban la fuerza, sino que esperaba un Mesías que establecería el reino de Dios echando a los romanos del país. Se consideraban el resto de Israel y esperaban en la resurrección de los muertos.



IV.6. Zelotas
Eran un movimiento extremista y armado. Su nombre significa "celosos de Dios". Pertenecían a las capas más pobres del pueblo (agricultores, jornaleros, pescadores de Galilea...). No se enfrentaban directamente con el ejército romano, sino que organizaban revueltas y asesinatos aprovechando las reuniones masivas. Solían esconderse en cuevas de Galilea y contaban con el apoyo de las clases populares. Entre los seguidores de Jesús había antiguos zelotas: Simón, el zelota, Judas Iscariote...

IV.7. Esenios
Eran una especie de monjes que vivían en comunidad a orillas del mar Muerto, en Qumrán. Esperaban la venida de dos mesías, uno político y otro religioso, que restablecerían la justicia, el final del pecado y la restauración del imperio de Israel.

IV.8. Pueblo
Era la clase social inferior, la plebe, compuesta fundamentalmente por habitantes del campo, muchas veces descendientes de extranjeros, que no conocían la Ley más que en lo fundamental y ni siquiera eso cumplían. Pertenecían a este grupo los jornaleros, curtidores, carniceros, pastores y todos aquellos cuyos oficios eran considerados impuros. Era la gran masa del país.
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IV.9. Mujeres
La mujer no tenía los mismos derechos civiles ni religiosos que el hombre. Una mujer dependía totalmente de su padre hasta la edad de 12 años. A esta edad, se celebraban normalmente los desposorios, y un año después tenía lugar el matrimonio. A partir de entonces la mujer pasaba a depender totalmente del marido. Éste podía divorciarse; la mujer, no. En el templo, la mujer no podía pasar del atrio reservado a los gentiles y a las mujeres. En el culto de la sinagoga no jugaba papel alguno. Solamente se limitaba a escuchar. En los juicios su testimonio no valía. En resumen, la mujer estaba considerada como menor de edad y una posesión del hombre.

IV.10 Marginados
En la sociedad palestina había grandes grupos
marginados por distintas causas: religiosas, morales o racistas.

·         Los publicanos eran marginados porque cobraban, por arriendo de los romanos, los tributos sobre las mercancías importadas. Para que les quedara algo de ganancia tenían que cobrar algo más del tributo. Cometían muchos abusos, y el pueblo en general los odiaba y los tenía por ladrones.
·         Algunos enfermos, sobre todo de la piel, leprosos y, de afecciones mentales o nerviosas, endemoniados se veían apartados de toda vida social, incluso de la religiosa. Los minusválidos (cojos, ciegos, paralíticos...), frecuentemente convertidos en mendigos, eran otro tipo de marginados.
·         Los gentiles (los que no son judíos) y los pecadores públicos (prostitutas, adúlteras...) eran discriminados por motivos morales-religiosos.
Fuente:



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Descenso del Espíritu Santo
sobre los Apóstoles
La historia de la Iglesia cristiana comienza con el descenso del Espíritu Santo sobre los Apóstoles. Antes de su Ascensión al cielo, nuestro Señor Jesucristo mandó a sus apóstoles que no se apartasen de Jerusalén hasta ser revestidos de poder supremo desde lo alto. Esperando el cumplimiento de esta promesa del Señor, (Hch. 1:8) ellos después de orar eligieron a Matías (Hch. 1:23-26) como el duodécimo Apóstol en lugar del traidor Judas; eligiendo al suplente de Judas, los Apóstoles condicionaron que el mismo debía ser testigo de la obra y Resurrección de Cristo.
En el quincuagésimo día después de la Pascua, en la festividad judía de Pentecostés, que coincidió con un domingo, los apóstoles se reunieron para orar. Asimismo se encontraba presente junto a ellos la Madre de Jesús y los 120.
Como a las 9 de la mañana de repente se oyó un ruido parecido al de un viento fuerte, y este sonido llenó la casa del monte Sión donde se hallaban los Apóstoles (el cenáculo de Sión donde tuvo lugar la Última Cena) y sobre cada uno de ellos descansó una dividida lengua de fuego. Las señales externas eran necesarias para los hombres de aquella época, todavía insuficientemente espirituales, para llevarlos a la fe.
Los Apóstoles sintieron una gran animación, esclarecimiento y sed de predicación de la salvadora Palabra de Dios. Repentinamente obtuvieron la capacidad de expresarse en varios idiomas.
Primeros éxitos
de la fe cristiana
Para las fiestas de Pascua y Pentecostés, en Jerusalén se reunían los hebreos procedentes de diversos países. Viviendo durante tiempo prolongado fuera de Palestina, olvidaron la lengua hebrea, de suerte que sólo hablaban los idiomas de los países donde moraban permanentemente. Por tanto fueron llamados "helenistas," mientras que los gentiles que fueron convertidos a la fe judía se denominaban "prosélitos." Para la fiesta de Pascua se juntaron en Jerusalén entre uno y dos millones de ellos. [….] Muchos autores suelen poner en duda estas cifras, y no es para menos. La estructura geográfica de Jerusalén difícilmente podría albergar a dos millones de personas y de hecho, la ciudad no sería capaz de recibir a tal cantidad de peregrinos y nativos y proveerles de todos los  recursos, esto es, agua, alimento y alojamiento de forma eficaz, sin contar con el desafío logístico de garantiza el orden y la seguridad en semejantes circunstancias, por lo que es muy posible que la cantidad de personas reunidas en Jerusalén sea frecuentemente magnificado. N.C.
Muchos de ellos sintieron el ruido y se reunieron alrededor de la casa donde se encontraban los Apóstoles. Éstos salieron y comenzaron su predicación dirigiéndose a cada uno en el idioma de su país. Algunos quedaron asombrados, mientras que otros se burlaban, diciendo: "Están embriagados del vino dulce."
Entonces, el Apóstol Pedro, a quien acompañaban los otros once Apóstoles, pronunció palabras potentes, diciendo que ellos no estaban embriagados ya que no es más que la hora de la mañana, sino que Dios hizo cumplir la profecía del Profeta Joel referente al descenso del Espíritu Santo (Hechos 2:18: Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días 
derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
 . También el Apóstol Pedro dijo acerca del Salvador, "a Quien vosotros habéis matado, pero Dios Lo ha resucitado, y Él, después de su gloriosa Ascensión, ha enviado al Espíritu Santo."
plano de jerusalem con texto.JPGEl sermón del Apóstol Pedro estuvo impregnado con la fuerza espiritual y con el amor para con los extraviados judíos. Estos se enternecieron y preguntaban: "¿Qué tenemos que hacer?" . Hechos 2:37: Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? El Apóstol contestó: 2:38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. En aquel día fueron bautizados 3.000 hombres.
Después de Pentecostés los Apóstoles Pedro y Juan iban hacia el templo para orar. En la entrada del templo se encontraba sentado un mendigo, cojo desde su nacimiento, que no podía caminar y suplicaba por una limosna. El Apóstol Pedro le dijo: "No tengo ni plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en nombre de Jesús Nazareno Cristo, levántate y anda." Éste saltó y se alejó alabando a Dios.
Este milagro impresionó mucho al pueblo. Después de las palabras pronunciadas por el Apóstol Pedro se bautizaron 2.000 hombres. De esta manera, el número de los cristianos dentro de un corto lapso ascendió hasta 5.000 personas.




La vida de los
primeros cristianos
Los primitivos cristianos se reunían diariamente en el templo y escuchaban los sermones de los Apóstoles, y en los días del Señor (domingos) se juntaban en casas particulares para oficiar la Santa Eucaristía (Liturgia) y con el fin de comulgar de los Santos Cuerpo y Sangre de Cristo.
Asimismo, tenían caridad mutua, de suerte que parecía que tenían un sólo corazón y una sola alma. Muchos cristianos vendían sus haciendas, y el dinero recibido lo entregaban a los Apóstoles y a los pobres.
Un hombre llamado Ananías con su esposa Safira había vendido su hacienda y trajeron el dinero recibido a los Apóstoles, pero escondieron una parte del mismo. Lo hicieron por dos razones. Por un lado, querían glorificarse entre los cristianos como abnegados y buenos, ya que toda su posesión la dieron a los pobres, y por otro, clandestinamente querían vivir para su propio placer teniendo suficiente plata. Con el fin de cortar de raíz este espíritu nada cristiano, el Apóstol Pedro explicó que la propiedad pertenecía a Ananías y Safira, encontrándose completamente bajo su poder, pero el acto cometido fue un gran pecado. Pedro dijo: "Ananías, ¿por qué permitiste a Satanás introducir en tu corazón el pensamiento de mentir al Espíritu Santo? No mentiste a los hombres, sino a Dios." Al instante, Ananías y luego Safira cayeron muertos.
Los Apóstoles realizaban muchos milagros, y aun la sombra del Apóstol Pedro sanaba a los enfermos. La abundancia de los dones del Espíritu Santo regocijaba a los creyentes y convertía al cristianismo a numerosos incrédulos. Sin embargo, los envidiosos jefes judíos odiaban a los Apóstoles.
Elección de los diáconos
En medio de los cristianos se encontraban los judíos de Palestina y los llegados de otros países, llamados "helenistas." Éstos últimos murmuraban quejándose que sus viudas recibían menos subsidios durante la distribución […] de los recursos para la cobertura de las necesidades de los desvalidos.
Por consiguiente, los Apóstoles sugirieron que los creyentes eligiesen siete varones piadosos, sobre quienes los Apóstoles impusieron orando las manos, lo que produjo el descenso del Espíritu Santo. ((la palabra diácono significa "servidor"). Aparte de la distribución de los subsidios, los diáconos ayudaban a los apóstoles en sus sermones y ejecución de los sacramentos.




Predicación del diácono Felipe
calendario.jpgFelipe predicaba en Samaria. Escuchando la palabra de Felipe y viendo sus milagros, muchos samaritanos creyeron y se bautizaron. Pero siendo sólo diácono no estaba en condiciones de suscitar el descenso del Espíritu Santo sobre los fieles. Para este último fin, fueron enviados de Jerusalén a Samaria los Apóstoles Pedro y Juan. Ellos imponían las manos sobre los bautizados y les otorgaban los dones del Espíritu Santo.
Uno de los bautizados, Simón, trajo a los Apóstoles dinero, y les solicitó que le vendan el poder de bajar el Espíritu Santo. Los Apóstoles le negaron este pedido con indignación. De ahí que la distribución de los sacramentos por dinero se denomina "simonía." Es un pecado grave que Dios condena.
El diácono Felipe predicaba en Palestina, y por mandato del Espíritu Santo fue impulsado a predicarle al ilustre dignatario de Etiopía que viajaba en una carroza y leía al Profeta Isaías.
Llamamiento de los gentiles
En cierta ocasión el Apóstol Pedro se encontraba en el pueblo de Jope en la casa del curtidor Simón. Cuando estaba sobre el techo rezando, tuvo una visión: Desde el cielo bajó un mantel lleno de animales impuros, y hubo una voz diciendo: "Levántate, Pedro, mata y come." Pero Pedro contestó: "No, Señor, jamás cosa manchada e impura entró en mi boca." Pero la voz del cielo insistió: "Lo que Dios ha purificado, no lo llames tú impuro." Esto sucedió tres veces. Mientras tanto se presentaron hombres enviados de parte del centurión romano Cornelio de Cesarea que buscaban a Simón llamado Pedro. Cornelio era hombre muy piadoso, distribuía limosnas y oraba. A él también apareció el Ángel, diciendo: "Cornelio, tus oraciones y limosnas han sido acordadas ante Dios. Envía pues unos hombres a Jope, y haz que venga un cierto Simón, llamado Pedro; él te dirá palabras con las cuales te salvarás junto con toda tu casa." Luego Pedro comprendió que el Señor ordena no despreciar a los gentiles. Acto seguido se dirigió a Cesarea donde se reunió toda la familia, allegados y amigos de Cornelio. Mientras que el apóstol estaba predicando ante ellos, el Espíritu Santo descendió sobre todos, y ellos comenzaron a hablar varios idiomas, y Pedro bautizó a cada uno de ellos.
En medio de los bautizados se encontraban asimismo pequeñas criaturas, lo que se desprende sin lugar a dudas del propio libro de los Hechos de los Apóstoles, donde figura la expresión que "fue bautizada toda la casa" de Cornelio, es decir, "toda" su familia.
Cristianos de Antioquía
En Antioquía aparecieron muchos cristianos; los Apóstoles fundaron ahí la Iglesia, en la cual brilló la gracia de Dios. Ahí por primera vez los discípulos de los Apóstoles comenzaron a llamarse cristianos.
Conversión de Saulo
Predicación para judíos y gentiles: Los Apóstoles predicaban el cristianismo particularmente a los judíos en Palestina. Para predicar a los gentiles, el Señor Jesucristo eligió y predestinó llamando de un modo especial al gran Apóstol Saulo, que posteriormente recibió el nombre de Pablo.
Su odio a los cristianos: Educado en su ciudad natal Tarsis (Asia Menor) y luego en Jerusalén en la escuela del famoso y piadoso miembro del Sanedrín, el fariseo Gamaliel. Saulo fue un convencido adversario de los cristianos, porque creyó que ellos infringían las antiguas tradiciones patriarcales. Tomó parte en el asesinato de Esteban, y aun después de matarlo no cesó en su persecución de los cristianos en Jerusalén.
Su maravillosa llamada en el camino de Damasco: Después de enterarse que había cristianos en Damasco, se dirigió hacia allí; pero en el camino lo alumbró una luz que lo encegueció, y oyó la misteriosa voz que decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me estás persiguiendo?" Y Saulo preguntó: "¿Quién eres, oh Señor?" Recibió la respuesta: "Soy Jesús, a quien estás persiguiendo. Será difícil para ti ir contra el aguijón." Luego Saulo exclamó: "Señor, ¿qué me ordenas que haga?" Fue instruido para que vaya a Damasco. Sus acompañantes, que también escucharon la voz, le llevaron a Damasco. En Damasco, por la orden de Dios, el apóstol Ananías bautizó a Saulo, quien al mismo tiempo recobró la vista y comenzó a predicar a Cristo.
images (3).jpgEscape de Damasco. Aparición del Señor: Luego, los judíos decidieron matar a Pablo, y le acechaban cerca del portón de la ciudad. Pero los cristianos lo bajaron desde una ventana de la muralla, de noche en una espuerta. De ahí Saulo se dirigió a Arabia, donde permaneció en el anonimato durante tres años. Allí, de acuerdo con su propio testimonio, le apareció el Señor Jesucristo, Quien le instruía en la doctrina cristiana, y luego le envió para predicar a los gentiles, acerca de los cuales ya había recibido antes la revelación de no despreciarlos.
Viajes de predicación del Apóstol Pablo. El Apóstol Pablo llevó a cabo tres grandes viajes de evangelización por los países de los gentiles de Asia Menor y Balcanes. Visitó la actual Grecia y Bulgaria (Filipos - nombre antiguo de la actual Sofía), y posteriormente conoció Roma, donde predicaba con éxito. Antes que Saulo hubiese partido a su viaje, los Apóstoles por orden del Espíritu Santo impusieron sobre él las manos ( ) En el transcurso de sus viajes, el Apóstol Pablo tomó consigo para que le ayudasen también a otros apóstoles (Bernabé y Silas de los 70) y tuvo mucho éxito en su predicación, fundando en diversas localidades comunidades eclesiásticas, a las cuales dirigía sus epístolas, que hoy en día se leen en la iglesia, ya que tienen suma importancia dogmática y moral (son las epístolas dirigidas a los Romanos, Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Tesalonicenses entre otras.
Persecuciones y sufrimientos. Durante sus tres viajes y la subsiguiente evangelización el Apóstol Pablo padeció terribles persecuciones y graves pruebas. En su epístola a los Corintios (2 Cor. 11:23 y sig.) relata de si mismo: 23. ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces.
24. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno.
25. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar;
26. en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;
27. en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez;
descarga (3).jpg28. y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.
29. ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?
30. Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad.
31. El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento.
32. En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme;
33. y fui descolgado del muro en un canasto por una ventana, y escapé de sus manos.
También en 2 Cor. 1:8-11 dice: 8. Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida.
9. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos;
10. el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte;
11. cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don concedido a nosotros por medio de muchos.
Arrebatado al paraíso. El Señor realizaba grandes milagros por las oraciones del Apóstol Pablo, y también sobre él, protegiendo a su escogido. En cierta ocasión el Apóstol Pablo fue arrebatado milagrosamente al cielo en el paraíso (2 Cor. Cap. 12)
Juicio del Apóstol Pablo. Por intrigas de los judíos, que odiaban al Apóstol Pablo, éste fue detenido en Jerusalén y enviado a Roma para el juicio del emperador, como ciudadano romano según su nacimiento. Después de una reclusión de 4 años, finalmente, el Apóstol Pablo fue puesto en libertad. En la parte final de su vida confirió la consagración episcopal a su discípulo Tito (a quien había dedicado dos epístolas), al igual que consagró otros dos obispos para la Iglesia Romana. El Apóstol Pablo sufrió durante la persecución del emperador Nerón. Siendo súbdito romano recibió la ejecución reservada para los nobles, o sea, fue decapitado; lo cual ocurrió el 29 de junio del año 67.

Concilio apostólico de Jerusalén (año 51).
·         Cuestión de cumplimiento de la ley ritual.
·         Presidente del Concilio.
·         El fallo del Concilio por el Espíritu Santo.
·         Tres prescripciones de la Ley dejadas como válidas:
En medio de los cristianos de Antioquía surgió la cuestión si sería necesario para los cristianos cumplir la ley ritual mosaica. Entonces los cristianos de Antioquía se dirigieron a los apóstoles y presbíteros de Jerusalén, quienes conforme con lo ordenado por el Salvador (Mat. 18:17 y Jn. 14:26) se reunieron para solucionar este problema. En éste concilio también tomó parte el Apóstol Pablo, aunque su presidente fue el Santo Santiago como jefe de la iglesia de Jerusalén y particularmente venerado por su vida piadosa. La cuestión fue estudiada en detalle. Los apóstoles Pedro, Bernabé y Pablo relataron acerca de los milagros que hizo Dios por medio de ellos entre los gentiles y cómo Dios les otorgó los dones del Espíritu Santo.
Los Apóstoles libraron a los cristianos del cumplimiento de la ley ritual de Moisés e hicieron hincapié en el cumplimiento de la ley moral relacionada con el concepto de no hacer a otros lo que no quisiéramos que nos hagan a nosotros. El fallo del Concilio apostólico fue como sigue:
"Ha parecido al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros ninguna otra carga más que éstas necesarias: que os abstengáis de las carnes inmoladas a los ídolos, de sangre y desgarro, y de la fornicación, de lo cual haréis bien en guardaros" (Hch. Ap. 15:28-29). De toda la ley mosaica ritual sólo fueron dejadas como válidas las tres prescripciones siguientes: abstenerse de las carnes de idolatría, alimentos basados en la sangre y la fornicación.
En este Concilio se encontraba presente el acompañante del Apóstol Pablo, el Apóstol Bernabé y otros pertenecientes al grupo de los 70 apóstoles. El Concilio Apostólico formuló pautas para los subsiguientes concilios.




Trabajos de evangelización del
Apóstol  Pedro
El Apóstol Pablo en su epístola a los Gálatas (Gal. 2:7-10) dice que le fue confiada la predicación de la Palabra Divina a los gentiles, y al Apóstol Pedro para los judíos. Debido a esta primacía de la evangelización y la presencia del Espíritu Santo, ellos fueron denominados por la Iglesia los apóstoles supremos (príncipe de los apóstoles).
Encarcelamiento. El Apóstol Pedro, quien fundó la Iglesia entre los judíos y gentiles tuvo que soportar la persecución del rey judío Herodes Agripa (sobrino de Herodes el Grande), que lo encarceló y tenía intención de asesinarlo después de la fiesta de Pascua con el fin de complacer a los judíos. El Apóstol fue echado en la más firme celda de la prisión interna, donde 16 guerreros lo estaban guardando: dos de ellos fueron encadenados al Apóstol, mientras que otros custodiaban un triple portón. Mientras tanto la Iglesia clamaba diligentemente por él eligiendo la oración ante todos otros medios; nadie decía: "Soy pequeño para Dios" y que "mi oración no vale nada." Y el Señor protegió a su Apóstol.
Aparición de un Ángel.
En la víspera de la ejecución, después de la Pascua, los cristianos se reunieron por la noche para la fervorosa oración por Pedro en la casa de la madre del Santo Apóstol y Evangelista Marcos.
12:6 Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. 
12:7 Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos. 
12:8 Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. 
12:9 Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión. 
12:10 Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él. 
12:11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba. 
12:12 Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando. 
12:13 Cuando llamó Pedro a la puerta del patio, salió a escuchar una muchacha llamada Rode, 
12:14 la cual, cuando reconoció la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo adentro, dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta. 
12:15 Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían: ¡Es su ángel! 
12:16 Mas Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y le vieron, se quedaron atónitos. 
12:17 Pero él, haciéndoles con la mano señal de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel. Y dijo: Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos. Y salió, y se fue a otro lugar. 

La viveza de este relato demuestra que el mismo fue registrado en los Hechos de los Apóstoles (12:1-17) por el Evangelista San Lucas valiéndose de las palabras de un testigo ocular. Este acontecimiento tuvo lugar en el año 44.
Apóstol Pedro en Roma. Como se supone, después de su milagrosa liberación el Apóstol Pedro se dirigió a Roma donde conjuntamente con el Apóstol Pablo fundó la Iglesia, pero no fue obispo de Roma, porque Pedro y Pablo pusieron al obispo Lino para dirigir la Iglesia de Roma.
En el Concilio de Asia Menor y en el Egipto. El Apóstol Pedro estuvo presente en el Concilio Apostólico de Jerusalén en el 51; y luego predicó en Asia Menor y en Egipto, donde consagró al primer obispo de Alejandría, su discípulo el Santo Evangelista Marcos.
Su muerte. El Apóstol Pedro padeció en Roma conforme con lo vaticinado por Cristo Quien se le apareció. Considerándose indigno de la misma muerte que sufrió Cristo, el Apóstol Pedro, de acuerdo con su propia iniciativa, fue crucificado con la cabeza hacia abajo el 29 de junio del año 67 durante el reinado de Nerón, falleciendo simultáneamente con el Apóstol Pablo.
Dos epístolas. El Apóstol Pedro escribió dos epístolas católicas, en las cuales nos enseña resistir valientemente las tentaciones, pasar la vida piadosa, estricta, santa y sobria, advirtiendo a los cristianos al mismo tiempo acerca de los venideros herejes.
Evangelio de San Marcos según palabras del Apóstol Pedro. Partiendo de las palabras del Apóstol Pedro, su discípulo el Evangelista Marcos escribió su Evangelio, el cual en la antigüedad se llamaba también el Evangelio de San Pedro.

El primer obispo de Jerusalén
El Santo Apóstol Santiago hermano del Señor
Su vida santa. Miles de judíos convertidos. El Apóstol Santiago fue pariente del Señor según la carne (hijo de José y de su primera esposa o hijo de María, hermana de la Madre de Dios). Fue consagrado obispo de Jerusalén por el propio Señor, de modo que fue el único apóstol que no viajó. El Apóstol Santiago se desempeñó como presidente del Concilio de Jerusalén en el año 51, lo que demuestra que el Apóstol Pedro no se consideraba como primero exclusivo entre los apóstoles.
El Apóstol Santiago llevaba una vida santa, era virgen, no comía carne, no bebía vino y frecuentemente rezaba en el templo de Jerusalén prosternado sobre tierra en oración; por eso la piel de sus rodillas se hizo muy dura. Respetando su santa vida, lo veneraban hasta los enemigos del cristianismo. Los judíos le llamaban el justo. En el transcurso de 30 años reforzó y difundió la fe en Jerusalén y en toda Palestina entre muchos miles de judíos (Hech. Ap. 21:20).
Asesinato del Apóstol Santiago. Temiendo que todo el pueblo podría convertirse a Cristo, los jefes de los judíos decidieron matar al Apóstol, y lo derribaron desde la altura del templo a la tierra. Pero Santiago aún vivo rezaba por sus asesinos. En aquel momento surgió la disputa entre los judíos si era necesario matar a un hombre justo, pero uno de los hebreos golpeó su cabeza matándolo.
El Apóstol Santiago escribió una epístola, en la cual consuela a los cristianos en sus padecimientos, y enseña que sería imposible salvarse sin obras buenas, sólo cifrando esperanza en la fe. Aparte de su epístola, el Apóstol Santiago compuso la primera liturgia cristiana, de la cual se derivan las actuales de San Juan Crisóstomo y de San Basilio el Grande.

Santo Apóstol y Evangelista
Juan el Teólogo
Cumpliendo con el mandamiento del Salvador, el Apóstol San Juan cuidó y guardó a la Madre de Dios como un hijo devoto. Por eso al principio predicó solamente en Palestina. Pero después de la asunción de la Madre de Dios (15 de agosto del año 57) el Apóstol San Juan ya predicaba para las siete iglesias de Asia Menor viviendo mayormente en Éfeso. (Dormición de la Madre de Dios: El Arcángel Gabriel le apareció un poco antes de su fallecimiento, al cual se preparaba con alegría. Para el día de la Dormición llegaron por aire a Jerusalén todos los apóstoles con excepción del Apóstol Tomás, y Ella fue sepultada en huerto de Getsemaní en una cueva conservada allí hasta hoy día. Sobre esta cueva la emperatriz santa Elena erigió un templo. Al tercer día llegó Santo Tomás, pero no le fue posible encontrar Su cuerpo. Sin embargo, Ella apareció a todos los Apóstoles comprobando así que fue llevada al cielo.).












Durante el reinado del emperador Domiciano, fue llamado a Roma, y luego tirado en una caldera que contenía aceite hirviendo; sin embargo, el Apóstol permaneció vivo y sano. Entonces Domiciano lo desterró a la isla Patmos, donde San Juan escribió su Apocalipsis, o sea la revelación de la suerte de la Iglesia y del mundo entero. En el principio de esta obra él dirige su profecía a las siete Iglesias del Asia Menor; y en la segunda parte incluye la profecía referente a la Iglesia y al mundo, presentada bajo imágenes alegóricas que describen la lucha entre el bien y el mal que durará incesantemente.
El Evangelio. Después de la muerte de Domiciano, el Apóstol San Juan volvió a Éfeso, y escribió allí - complementariamente a los tres Evangelios existentes - el cuarto, que se distingue de los evangelios sinópticos de Mateo, Marcos y Lucas por su elevado contenido espiritual. En su Evangelio están incluidas las pláticas de nuestro Señor Jesucristo acerca de los temas superiores que no se encuentran en los evangelios de los sinópticos.
Conversión del ladrón. El Apóstol San Juan se destaca por su gran amor. Es bien conocido el hecho que cuando un joven piadoso se hizo jefe de una banda de ladrones, se dirigió a las montañas con el fin de persuadirlo para que abandone esta vida criminal. Pero el ladrón le esquivaba y escondía sus manos ensangrentadas, pero San Juan seguía influyéndole con su amor y, finalmente, el ladrón se arrepintió.
En su ancianidad el Apóstol Juan sólo repetía un precepto: "Hijos, amaos los unos a los otros," explicando que se trata del principal mandamiento.
Tres epístolas católicas. Aparte del Apocalipsis y del Evangelio, el Apóstol San Juan escribió tres epístolas católicas (universales, o sea, dirigidas a toda la Iglesia), en las cuales habla mucho de amor. Por consiguiente, se lo llama el apóstol del amor. El santo Apóstol Teólogo Juan (quien ha recibido este título por su Evangelio) fue el único apóstol que tuvo muerte natural, a los 104 años de edad.

Santos evangelistas Mateo,
Marcos y Lucas
Los santos apóstoles y evangelistas Mateo (perteneciente a los 12 apóstoles), Marcos (uno de los 70 apóstoles y Lucas (médico e iconógrafo, perteneciente a los 70 apóstoles) fueron autores individuales de los evangelios; los tres murieron como mártires por la fe cristiana. El Santo Apóstol Lucas escribió también los Hechos de los Apóstoles, donde describió el descenso del Espíritu Santo, la difusión original del cristianismo y la predicación de los Apóstoles Pedro y Pablo. Del libro de los Hechos también aprendemos acerca de la evocación del Espíritu Santo para los que se bautizan, la consagración de los obispos, presbíteros y diáconos, acerca de la oración y el ayuno de los apóstoles en casos importantes, genuflexiones, etc.



Santo Apóstol Andrés,
el primer llamado
El santo Apóstol Andrés, hermano de San Pedro, predicó en la costa del mar Negro y ascendía por el río Dnieper hasta las colinas de Kiev, las cuales bendijo, erigió la cruz (conservada en el templo de Diezmas de Kiev hasta la revolución) y profetizó que en ese sitio serían construidos numerosos templos, y que todo el país sería convertido a la fe cristiana.
En Asia Menor el Apóstol San Andrés fue crucificado sobre la cruz cuya forma recibió el nombre "de Andrés."

Las santas Mártires
Sofía, Viera (Fe), Nadieshda (Esperanza) y Liubov (Amor) padecieron en el siglo II. En tiempo de Adrián vivió en Roma la piadosa viuda Sofía, la cual educaba en temor de Dios a sus tres hijas; las bautizó con los nombres de las principales virtudes cristianas: Fe, Esperanza y Amor. La mayor de ellas sólo tenía la edad de 12 años cuando fueron denunciadas.
Todas ellas confesaron intrépidamente su fe cristiana ante el emperador (a propósito, la palabra mártir significa confesor); mientras tanto la madre de ellas les rogaba no renunciar a Cristo. Las niñas fueron decapitadas, y su madre murió sobre la tumba de ellas al tercer día. Su memoria corresponde al día 17 (30) de setiembre.

Santas mártires Perpetua, Felicitas y Potamina.
Una valentía extraordinaria demostraron en la confesión de Cristo Perpetua (una muy culta cristiana joven, privada de su criatura por los torturadores) y su sirvienta Felicitas. Ambas fueron echadas a las fieras y luego apuñaladas.
La joven Potamina fue tirada en alquitrán hirviendo. Aguantó esta espantosa ejecución impertérritamente.

Santa gran mártir Anastasia "desgrilladora":
La santa gran mártir Anastasia (que se honra el día 22 de diciembre / 4 de enero), una ilustre y joven romana, se dedicó a la asistencia de los encarcelados, cuyos padecimientos aliviaba eficazmente. Cuando se conoció que era cristiana, se la condenó a la muerte sobre la hoguera; sin embargo, falleció antes de que las llamas tomaran su ímpetu.


Santa gran mártir Catalina:
La santa gran mártir Catalina nació en Alejandría; procedía de una ilustre alcurnia gentil y se destacaba por su sabiduría y hermosura. Un anciano ermitaño la condujo a la fe cristiana. En una fiesta pagana denunció la fe gentil ante el emperador Maximiliano, (coemperador de Diocleciano). Fue encarcelada, y primero trató de disuadirla del cristianismo al enviarle los sabios; pero ella venció todos sus razonamientos por su palabra. Luego fue entregada al martirio (de rueda) y, finalmente, decapitada. La santa gran mártir Catalina padeció su martirio al principio del siglo IV. Su memoria se recuerda el 24 de noviembre (7 de diciembre).

Santa gran mártir Bárbara:
La santa gran mártir Bárbara nació en Asia Menor. Su padre era un rico pagano. Siendo aún muy joven por si sola llegó a la conclusión de la existencia del único Creador. En ausencia de su padre recibió el cristianismo. Cuando volvió su padre, trató infructuosamente de disuadirla de la fe cristiana, la torturó, encarceló y, finalmente, decapitó (el 4/17 de diciembre). Sus incorruptibles reliquias se hallan hasta hoy día en Kiev.

¿Por qué los santos mártires soportaban con facilidad torturas y la muerte?
Los Santos mártires soportaban las torturas por Cristo no solamente con paciencia, sino también con alegría, porque las aceptaban como merecido castigo por sus pecados, por medio de lo cual cifraban su esperanza en la obtención de la vida eterna.

Apologistas
Las persecuciones de los cristianos en la remota antigüedad suscitaban la necesidad de defender la santa fe con ayuda de la palabra y las obras de escritura. Los defensores de la fe de esta clase fueron conocidos como apologistas. Los más famosos apologistas antiguos fueron San Justino el Filósofo, Tertuliano y Orígenes.

Santo emperador Equiapostólico
Constantino el Grande (306-337).
San Constantino era hijo de Constancio Cloro y de Santa Equia-postólica Elena. Su padre favorecía a los cristianos, y el propio Constantino vio los horrores de la persecución de Diocleciano en la corte imperial y la valentía de los confesores de Cristo, lo que le dispuso a favor del cristianismo. En el año 306 fue proclamado emperador.
En año 312 surgió la guerra contra Majencio. Antes de un combate decisivo, Constantino vio en el cielo un brillante signo de la santa Cruz con las palabras que le acompañaban: "Con ésta vencerás." De noche le apareció en sueños el Salvador y presagió la victoria. Constantino ordenó confeccionar la imagen de la Cruz sobre todos los estandartes. En la batalla que sobrevino, Constantino ganó una decisiva victoria.
Después de convertirse en el único emperador romano, Constantino dedicó toda su vida al servicio del cristianismo. Declaró la libertad de confesión de la fe cristiana (313), puso fin a los juegos y holocaustos paganos, otorgó privilegios al clero y a las iglesias, confirmó la santificación del día domingo, construyó numerosos templos cristianos y derogó las leyes gentiles dirigidas contra el cristianismo. Su capital la mudó de Roma a Constantinopla.
En Palestina, la madre de Constantino, Santa Elena, halló la Cruz del Señor, y erigió 20 templos en los sitios de los principales acontecimientos evangélicos.

Juliano el Apóstata (361-363).
La última persecución pagana de los cristianos tuvo lugar en el tiempo del emperador Juliano llamado Apóstata, sobrino de San Constantino. Era un hombre completamente amoral, lo que se convirtió en la causa de su odio al cristianismo y persecución. Sin embargo, esta persecución ya no pudo ser muy intensa, porque la fe y la vida cristianas ya se habían desenvuelto considerablemente.
Juliano favorecía las costumbres paganas, humillaba al cristianismo en las escuelas y en la vida social y quitaba a los cristianos los sitios antaño pertenecientes a los templos paganos; intervino contra la profecía de Cristo referente a la destrucción de Jerusalén, para cuyo fin trató de restaurar tres veces el devastado templo de Jerusalén, aunque cada vez actuó inútilmente. Juliano sentenció a muerte a numerosos cristianos, muchos de los cuales luego fueron canonizados como mártires.
Juliano fue asesinado durante una expedición militar a Persia. Con su muerte cesaron las persecuciones. El día sábado correspondiente a la primera semana de la Cuaresma se recuerda la tentativa de Juliano de burlarse de los cristianos, desenmascarada por el Santo mártir Teodoro de Tiro.

Herejías y cismas
Se denomina herejía a la doctrina que contradice la verdadera fe cristiana. Cisma: Bajo cisma se comprende una opinión errónea relacionada con algunos conceptos de la fe, cuando todavía no está perdida la esperanza para corregir a los extraviados. Separación: Bajo separación se comprende una ruptura no autorizada con la Iglesia, aunque se conserve la doctrina ortodoxa. Muchas separaciones al principio se apoyaban sobre la ortodoxia, pero finalmente adoptaban definitivamente alguna herejía.
Desde el principio aparecieron en la Iglesia diferentes enseñanzas erróneas bajo influjos del judaísmo y del paganismo.

Judaizantes:
La herejía de los judaizantes negaba la divinidad del Señor Jesucristo y exigía el cumplimiento de la entera ley mosaica. Gnósticos: La herejía derivada del paganismo denominada la de gnósticos (gnosis = conocimiento) se fundaba en dos principios: el Dios y la materia que siempre luchan entre si, incluyendo también el concepto de eones, o divinidades inferiores, y la ciega suerte. Según esta teoría, Cristo pertenecía a los eones superiores y poseía cuerpo fantasmal. Antitrinitarios: La herejía de los Antitrinitarios rechaza el dogma de la Santísima Trinidad (Pablo de Samosata y Savelio).

Causas de las herejías.
Todas las herejías provienen por el orgullo de la mente humana que no quiere aceptar la fe en su puro sentido. Por eso una herejía es un pecado mayor que los pecados individuales cometidos por debilidad. Muchos jefes de herejías fueron altamente amorales, lo que toleraba Dios para poner de manifiesto su orgullo.

Concilios Ecuménicos
Los Concilios ecuménicos se convocaron cumpliendo el deseo del Señor Jesucristo (Mat. 18:17) y respetando el ejemplo de los santos apóstoles, quienes se reunieron en el Primer Concilio Apostólico en Jerusalén el año 51 (Hech. Ap. 15:1-35). Las decisiones de los concilios se componen por inspiración del Espíritu Santo, como se nota de la expresión del Concilio Apostólico "Ha parecido al Espíritu Santo y a nosotros." En total hubo siete concilios ecuménicos.
1. El de Nicea en el año 325
2. El de Constantinopla en el año 381
3. El de Efeso en el año 431
4. El de Calcedonia en el año 451
5. El de Constantinopla II en el año 553
6. El de Constantinopla III en el año 680
7. El de Nicea III en el año 787

EI I Concilio Ecuménico 
fue convocado en el año 325 en Nicea bajo el reinado del emperador Constantino, el cual dio la apertura y el cierre del mismo sin presenciarlo, a causa del surgimiento de la herejía de Ario, San Constantino envío una carta circular a todos los obispos con el siguiente texto actualmente nos pareció, por muchos motivos, que es mejor que el Concilio se realice en Nicea de Bitinia, considerando la llegada de obispos de Italia y de otros lugares de Europa; dado el buen clima que hace en Nicea, y también para que yo presenciara como oyente y participante en lo que allí pueda acontecer.
En aquel Concilio, cuya apertura fue hecha por el emperador San Constantino (en latín) en el palacio imperial de Nicea el 20 de mayo del año 325, participaron 318 obispos procedentes de distintos países y naciones.
Muchos de ellos llevaban aún en sus cuerpos las huellas de los martirios sufridos por su fe. Con seguridad podemos decir que estos obispos fueron testigos de su fe con su propia sangre. Entre ellos había 5 obispos de los países occidentales, podemos mencionar que estaban: san Nicolás, el obispo Jacobo, Spiridon Trimifunski, san Atanasio el Grande.
El motivo principal por el que fue convocado el primer Concilio Ecuménico fue el de afirmar la verdadera doctrina acerca de la divinidad, eternidad y nacimiento del Hijo de Dios en contraposición a las falsas enseñanzas del sacerdote de Alejandría Ario, que sostenía que el Hijo de Dios fue creado por Dios Padre, y que era solamente una criatura superior.
De esta manera Ario negaba "la divinidad y el nacimiento eterno de la segunda persona de la Santísima Trinidad" el Hijo de Dios, de Dios Padre. Este Concilio condenó y rechazó esta herejía de Ario, peligrosa para la iglesia, estableciendo la verdad absoluta e indiscutible.
Redactó en el segundo artículo del símbolo de la fe (credo) lo siguiente: "Creo... en un solo Señor Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, que nació del Padre ante de todos los siglos; luz de luz; verdadero Dios de Dios verdadero; engendrado, nacido; consubstancial con el Padre, por quien fueron hechas todas las cosas." Así, leyendo el antiguo testamento podemos encontrar referencias a la pluralidad de las Divinas Personas, por ejemplo (Génesis 1:26), "hagamos al hombre a Nuestra imagen y semejanza;" (Génesis 3:22) "he aquí a Adán hecho como uno de Nosotros." ¿Con quién hablaba el Señor? nadie puede decir que dijo esto a los Ángeles, ya que ellos no son su imagen y semejanza, los Ángeles no tienen la esencia, el poder y la majestad del Señor. Entonces, ¿quién era aquel, con quien hablaba el Señor al que le dijo "a nuestra imagen y semejanza"? nadie más que con aquel que tuviera su misma esencia equivalente, totalmente idéntico a el, conforme a la perfección, poder, majestad y gloria divinas.
En este primer Concilio Ecuménico fueron redactados en forma clara, breve y precisa los primeros siete artículos para que todos los cristianos puedan saber exactamente las verdaderas enseñanzas sobre la fe. El símbolo de la fe está compuesto en total por 12 art. y en cada uno de ellos está contenida una verdad en particular.
El primer Concilio estableció, además, otras 20 normas en total que conciernen a los eclesiásticos: diáconos, presbíteros, obispos. Entre ellos la celebración de la santa pascua de resurrección de nuestro Señor Jesucristo el primer domingo después de la luna llena del 21 de marzo; (después del 21 de marzo; y si la luna llena cae en domingo, la pascua será el domingo siguiente) también se estableció que los sacerdotes deberían previamente casarse antes de tomar los hábitos. Otra, que los sacerdotes una vez ordenados no pueden volver a casarse.
La única jerarquía de los consagrados por la iglesia que puede volver a casarse son los lectores. La norma #20 que es poco conocida por los feligreses se refiere a que: se debe rezar de pie en la iglesia los días domingo y días de precepto, o sea que en esos días no se puede arrodillarse en la iglesia.
El decreto sobre el dogma fue publicado a través de dos edictos, uno por el mismo Concilio y el otro por el emperador. Además, el emperador avaló con su firma la de sus miembros. Esto dio comienzo a la consolidación del rol del emperador como cristiano, en un imperio cristiano. Esto fue un antecedente para todos los Concilios Ecuménicos posteriores. Se puede decir que el emperador ortodoxo aparece como un notario de la iglesia católica ortodoxa universal. Por lo cual en el imperio bizantino, las normas del primer Concilio Ecuménico y la de los siguientes se transformarán en gubernamentales o de estado.

II Concilio Ecuménico
Fue convocado por el emperador Teodosio el Grande (Español) en Constantinopla en el año 381, el cual presenciaron 150 obispos de todo Oriente. La Iglesia de Roma no estaba representada. El patriarca Melecio de Antioquia presidió la apertura de este Concilio.
Este Concilio fue celebrado para afirmar la verdadera doctrina del, Espíritu Santo en contraposición a la falsa doctrina de macedonio que rechazaba la divina dignidad del Espíritu Santo "la tercer Persona de la Santísima Trinidad."
Macedonio enseñaba que el Espíritu Santo no es Dios y que además estaba al servicio de Dios Padre y del Hijo de Dios como lo estaban los Ángeles. Entre los obispos que presenciaban estaban Gregorio el Teólogo, que era el presidente del Concilio; Gregorio Nacianceno, Cirilo de Jerusalén y otros, durante el Concilio, la herejía de Macedonio fue condenada y rechazada.
Este Concilio estableció el dogma por la cual todas las Personas o Hipóstasis de Dios son equivalentes entre si, en cuanto al poder, majestad, perfección y gloria, divinas; y agregó 5 artículos más (al credo) símbolo de la fe de Nicea (del 8 al 12 inclusive).
En resumen, quedo así: En el art. numero 1 se habla de Dios Padre. En el art. numero 2 hasta el 7 se habla de Dios Hijo. En el art. numero 8 de Dios Espíritu Santo. En el art. numero 9 de la iglesia. En el art. número 10 del bautismo. En el art. numero 11 de la resurrección de los muertos. En el art. numero 12 de la vida eterna.
De esta manera se combinó y se compuso el símbolo de la fe Niceo-Constantinopolitano que sirve para siempre de guía para la Iglesia.
La iglesia occidental (aunque en esa época no existía la división de oriental y occidental, era una sola) también tomó como guía este símbolo, aunque más tarde introdujo un cambio sosteniendo "que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo" aprobado por los papas romanos desde el siglo XI, pese a que es una falsa enseñanza.
Comento, que una de las normas existentes dice que el obispo de Constantinopla tiene mas honor o que le corresponde más honor que al de Roma, ya que a esta ciudad se la considera la "Roma nueva."
III Concilio Ecuménico
Fue convocado por el emperador Teodocio II en el año 431 en Efeso, a causa de la herejía sostenida por el patriarca de Constantinopla Nestorio, que comenzó a predicar que de María nació solo el hombre Jesús en el cual la divinidad habita como en el templo. Obstinadamente enseñaba diciendo que se debe distinguir entre Jesús y el Hijo de Dios; que María no debía ser llamada Madre de Dios "Theotokos," porque ella no había dado luz al Dios hombre, sino que debía llamarse madre de Cristo, dado que el Jesús que nació de María, era solamente el hombre Cristo (que quiere decir "Mesías," "el ungido," como los ungidos de Dios anteriores, los profetas, solo que sobrepasándolos en la plenitud de la comunión de Dios). Por lo cual toda la enseñanza de Nestorio constituía una denigración de toda la economía de Dios, pues si de María solo nació un hombre, no fue Dios quien sufrió por nosotros sino un hombre.
Mantuvo la doctrina de la iglesia y no introdujo ninguna novedad. San Cirilo escribió también a Roma informando al santo papa Celestino sobre esto. San Celestino por su parte escribió a Nestorio para que predique fielmente la fe ortodoxa, y no la suya.
Nestorio le contestó que estaba enseñando la fe ortodoxa, mientras que sus oponentes eran los herejes. San Cirilo escribió nuevamente a Nestorio y compuso 12 anatemas, (o sea en 12 párrafos), las principales diferencias entre las enseñanzas ortodoxas y lo predicado por Nestorio, excomulgando de la iglesia a quien rechazare siquiera un párrafo de lo que compuso.
Nestorio rechazó el texto escrito por san Cirilo, y escribió su propia exposición igualmente en 12 párrafos, dando anatema, es decir excomunión, a quienes no lo aceptasen, entonces san Cirilo, al ver que el peligro para la pureza de la fe crecía, escribió al emperador Teodosio el Joven; a su esposa Eudoxia y a la heriviana del emperador. San Cirilo arzobispo de Alejandría investigó las enseñanzas y le escribió una carta pidiéndole que Pulquería se interese por las cuestiones eclesiásticas para frenar la herejía.
Así se decidió convocar a un Concilio Ecuménico en el que jerarcas venidos de todo el mundo decidieran si la doctrina predicada por Nestorio era ortodoxa.
Se eligió como sitio para el mismo la ciudad de Éfeso donde la Santísima Virgen habitó con el apóstol San Juan el Teólogo. Y así viajaron a Éfeso de Egipto: san Cirilo con otros obispos, de Antioquia vino Juan, su arzobispo con los obispos orientales; de Roma llegaron dos obispos, Arcadio y Proyecto y un presbítero llamado Felipe al que el papa san Celestino instruyó en qué decir, ya que no pudo viajar, también le pidió a san Cirilo la defensa de la fe ortodoxa. Asimismo fueron a Éfeso Nestorio y los obispos de la región de Constantinopla y los obispos de Palestina, Asia Menor y Chipre.
Este Concilio Ecuménico fue presidido por el obispo de Alejandría Cirilo, y el obispo de Efeso Memnon; y sus miembros reconocieron las enseñanzas de Nestorio como impías y lo condenaron privándolo de su sede y del sacerdocio. Sobre esto se compuso un decreto que fue firmado por unos 160 participantes del Concilio.
Así, la decisión del Concilio fue la voz de la iglesia universal, que claramente expresa su fe en que Cristo, nacido de la doncella, es el verdadero Dios que se hizo hombre, y en tanto que María dio luz al perfecto hombre que es al mismo tiempo el perfecto Dios y le corresponde justamente ser reverenciada como Theotokos (Madre de Dios).
El Concilio tuvo cinco sesiones más y se establecieron en seis cánones las medidas contra aquellos que osaran difundir las enseñanzas de Nestorio o cambiar lo establecido en el Concilio de Efeso.
El Concilio Ecuménico de Éfeso además: Reafirmó de igual manera la condenación de Pelagio que enseñaba que el hombre podía salvarse por sus propios poderes sin necesidad de tener la gracia de Dios. Decidió también según ciertas materias de gobierno de la iglesia. Envío epístolas a los obispos que no habían concurrido; anunciándoles sus decretos y llamándolos a estar en guardia para la preservación de la fe ortodoxa y la paz de la iglesia. Reafirmó las enseñanzas impuestas en el símbolo de la fe constantinopolitano. Prohibió componer otro símbolo de la fe en el futuro, o imponer cambios en el símbolo de la fe establecido por el 11 Concilio Ecuménico.
Este Concilio es justamente considerado como Ecuménico (pues sus decisiones fueron aceptadas por toda la iglesia de un extremo del universo al otro) al mismo nivel que los Concilios de Nicea y Constantinopla.

IV Concilio Ecuménico
Apenas había terminado la condenación de Nestorio por los santos padres del Concilio Ecuménico III de Éfeso, se celebró en Calcedonia el IV Concilio Ecuménico en el año 451 presidido por el obispo Anatoli de Constantinopla. El papa León el Grande fue representado por 2 obispos.
Este Concilio fue convocado por el emperador marciano y la emperatriz Pulqueria contra las falsas enseñanzas de Eutiques, archimandrita de Constantinopla, quien rechazaba la naturaleza humana de nuestro Señor Jesucristo; inventando una especie de absorción de la naturaleza humana en la naturaleza divina de Cristo (como si después de la encarnación solo subsistía en el salvador una sola naturaleza). Esta enseñanza se llama monofisita y sus seguidores monofisitas. Así un ejemplo de ello lo tenemos en los coptos que son monofisitas.
Después de condenar las herejías de Eutiques, la asamblea decretó, como verdadera, la enseñanza que en nuestro Señor Jesucristo existen dos naturalezas, una divina, porque es Dios verdadero que ha nacido en la eternidad del Padre; y otra humana, pues se encarnó por obra del Espíritu Santo en el cuerpo de la Virgen María, sin confusión, sin cambio, sin división ni separación unidas en una sola persona y en una sola hipóstasis, cada uno de las cuales se conserva entera y sin alteración después de la unión, con sus propiedades respectivas.
En resumen, podemos decir que en él, existe una naturaleza divina porque es Dios verdadero nacido en la eternidad del Padre y otra humana, pues se encarnó por obra del Espíritu Santo en la Virgen María, y semejante en todo a nosotros, salvo nuestro pecado, porque él es purísimo.
Este Concilio estableció 30 normas, en su gran mayoría concerniente a los eclesiásticos.

V Concilio Ecuménico
Se celebró en Constantinopla en el año 553 bajo el emperador Justiniano. Siguió en todo al de Calcedonia, condenando una vez más las herejías de Nestorio y Eutiques. Lo presenciaron 150 obispos orientales y 25 occidentales. El Concilio fue convocado a causa de las discusiones de los seguidores de Nestorio y Eutiques. Presidió este Concilio el patriarca Evtichio ocupando al lado sus lugares los patriarcas de Alejandría y Antioquia. Este concilio no formuló normas especiales, pero si estableció condenas contra distintos heréticos.

VI Concilio Ecuménico
Se celebró en Constantinopla en el año 680. Por celebrarse en la sala imperial llamada trullos el Concilio se llamó Trullanum. Lo presenciaron 227 padres, entre los cuales había 4 patriarcas de oriente y representantes del papa Agatón. El Concilio estableció 102 normas. Este Concilio fue convocado principalmente con el objeto de combatir las herejías y en especial el monotelismo, cuyos seguidores admitían las dos naturalezas en nuestro Señor Jesucristo, divina y humana, pero una sola voluntad, la Divina.
Después del V Concilio Ecuménico, las opiniones de los monotelitas ocasionaban grandes preocupaciones, afectando peligrosamente al imperio Griego. El emperador Heraclio, buscando un acercamiento, intentó persuadir a los ortodoxos para que cedan ante los monotelitas obligando con la fuerza de su poder a reconocer que en Jesús existía una sola voluntad con dos naturalezas.
Los defensores que explicaron la verdadera enseñanza de la iglesia fueron Sofronio, patriarca de Jerusalén y Constantinopla, y el monje máximo y confesor, al cual por su firmeza en la fe le cortaron la mano y la lengua.
Este VI Concilio Ecuménico condenó el monotelismo y reconoció dos voluntades en Jesucristo correspondientes a sus dos naturalezas, una de las cuales, la humana, estaba sometida en todo a la divina. El emperador firma el protocolo del Concilio después de los jerarcas de la iglesia con las siguientes palabras, "leído y aprobado."
La norma 36 de este Concilio nuevamente dejó establecida la igualdad de preferencia entre el trono de la antigua Roma y el de Constantinopla, ya que, es el segundo el que supera en obras de la iglesia, luego le seguía el de Alejandría, después el de Antioquia, y le continua el trono al de Jerusalén. Es interesante escuchar la norma 53, la cual trata sobre el parentesco espiritual. Un hombre, al hacerse padrino, no puede casarse con su ahijada ni con su madre, aunque fuera viuda, soltera o separada; ya que el sacramento del bautismo los convierte en parientes espirituales.
Los santos padres han establecido que quienes conozcan y no observen esta regla, en primer lugar deben apartarse de esa situación irregular; además, serán pasibles de la penitencia que corresponde a los adúlteros.
La norma # 75 exhorta a quienes integran los coros de la iglesia a no realizar exclamaciones indecorosas, no proferir gritos antinaturales y no introducir nada que sea ajeno e inadecuado con la iglesia; por el contrario; los insta a ofrecer el canto de los salmos a Dios con gran ternura y atención ya que las sagradas escrituras enseñaban un comportamiento piadoso a los hijos de Israel.
Insistimos, este Concilio afirmó las normas con las que la iglesia debe conducirse, en especial con las 85 normas de los santos apóstoles, las reglas de los seis Concilios Ecuménicos y de los siete Concilios regionales y de las 13 normas de los padres de la iglesia.
Posteriormente estas reglas fueron completadas con las normas del séptimo Concilio Ecuménico y de otros dos concilios regionales o locales; configurando el llamado Nomocanon, que constituye el fundamento de la conducción eclesiástica de la iglesia ortodoxa. Asimismo en este Concilio fueron condenadas las innovaciones de la iglesia romana, la cual no estaba de acuerdo con el espíritu de la iglesia universal, tales como el celibato obligatorio para los sacerdotes y diáconos, y ayunos rigurosos en los sábados de la gran cuaresma. Y la expresión simbólica de Cristo bajo la imagen del cordero.

VII Concilio Ecuménico
Llegamos finalmente a la reseña histórica del séptimo Concilio Ecuménico, que es también el último que celebró la santa iglesia ortodoxa universal previo a su separación ocurrida en el año 1054:
Fue convocado en el año 787 en Nicea durante el imperio de Irene. Este tuvo por objeto poner en claro la cuestión del culto a las imágenes; en el mismo participaron 367 padres de la iglesia.
Presidieron a este Concilio largos años de persecución iconoclasta encabezada por distintos emperadores, tales como León Isaurico y su hijo Constantino Copronimo, quien llegó a convocar en el año 754 un Concilio iconoclasta.
Pero había personas, como el patriarca German de Constantinopla y san Juan de Damasceno, que defendían el culto a las imágenes, el cual se había arraigado en el pueblo cristiano. Los papas Gregorios II y Gregorio III, ante el peligro que se presentaba, amenazaron de anatema a los que destruyeran las imágenes, y la cuestión llegó a su punto crítico cuando el emperador Constantino Copronimo (741-755) mandó que todas las imágenes fueran destruidas, y convocó a un Concilio para que refrendasen sus disposiciones. Este se celebró en Constantinopla, con asistencia de 338 miembros, y declaró que el culto a las imágenes era una nueva idolatría.
Poco tiempo después los iconoclastas empezaron a provocar disturbios; las iglesias fueron despojadas de sus imágenes, y los murales y pinturas religiosas fueron sustituidas por cuadros de paisajes.
Más tarde, al morir el León Isaurico, la emperatriz Irene, que veneraba secretamente las imágenes, convocó al VII Concilio Ecuménico con la ayuda del santo patriarca Taracio, este fue convocado en primera instancia en Constantinopla pero fue traslado posteriormente a Nicea (787).
Después de muchas discusiones, éste VII Concilio Ecuménico estableció el culto a las imágenes. Al principio lo presidieron los representantes del papa Adriano, y posteriormente el patriarca Tarancio a pedido de los obispos de Sicilia.
El VII Concilio formuló 22 reglas canónicas y emitió un "oros" especial, reivindicando y enseñando que la veneración de los santos iconos implica su disposición junto con la honorabilísima y vivificante cruz del Señor dentro de las iglesias para que los fieles eleven sus mentes y corazones hacia el Señor Dios, la madre de Dios, y todos los santos en ellos representados.
A pesar de lo dispuesto por este VII Concilio muchos seguidores de la herejía iconoclasta continuaron perturbando la paz de la iglesia por 25 años más. Recién en el año 842, durante el reinado de la emperatriz Teodora, se logró afirmar definitivamente el culto a los santos iconos, que apoyada por el abad Teodoro Estudita, reafirmó el culto; reemplazó al patriarca Juan por el ortodoxo Metodio, y estableció la fiesta conmemorativa del culto a las imágenes que nosotros conocemos como fiesta de la ortodoxia, que la iglesia universal celebra el primer domingo de la gran cuaresma.
¿Qué es un icono? El icono no es simplemente un cuadro o un dibujo, sino que es una imagen. Icono es una palabra que proviene del idioma griego "eicon" que simboliza la presencia y manifiesta la "hipostasis" (sustancia, esencia o naturaleza) de lo que representa. No debe emoción, sino sentido místico. Un icono no se concibe como la imaginación del iconógrafo, tampoco es un retrato o una foto, sino que se realiza según las sagradas escrituras y la tradición eclesiástica.
El icono es una imagen conductora: conduce al prototipo y testifica su presencia para el que lo contempla. Dicen los santos padres que en el icono se reconoce una imagen que representa la semejanza del prototipo; por ello lleva su nombre. La belleza del icono no está en su estética, sino en los sentimientos místicos que despierta.

La Iglesia
Ortodoxa Rusa
La Iglesia Ortodoxa Rusa pertenece a la gran familia universal de las Iglesias Ortodoxas locales, las que en su conjunto forman "una Iglesia, santa, católica y apostólica," tal como la define el Credo establecido en el Primer Concilio Ecuménico de Nicea (convocado en el año 325 por el emperador San Constantino el Magno) y en el Segundo Concilio Ecuménico de Constantinopla (convocado en el año 381 por el emperador de origen español Teodosio el Grande).
Las Iglesias Ortodoxas son católicas (de las palabras griegas "cat" y "olon" lo que significa "según todos" "de acuerdo con todos") no sólo porque son universales, sino también porque poseen la "totalidad de la fe," de todos los tiempos y en todos los lugares. También son apostólicas, porque fueron fundadas por los Santos Apóstoles y conservan ininterrumpidamente la sucesión apostólica.
El cuarto Concilio Ecuménico, celebrado en el año 451 en Calcedonia, introdujo la denominación "Ortodoxo" (por "recta doctrina" o "recta glorificación"), para designar a los que aceptan en forma total el Credo de Nicea y de Constantinopla y los Dogmas de los Concilios Ecuménicos, sin modificaciones, ni agregados, ni quitas. En total hubo siete grandes Concilios Ecuménicos, en los que han participado todas las Iglesias Cristianas (tanto las Orientales, como la Occidental), el último de ellos en el año 787 en Constantinopla. De tal manera, las enseñanzas de estos Siete Concilios Ecuménicos, sin agregados, quitas ni reformas, son la doctrina de las Iglesias, que por ello se llaman (en forma abreviada) Ortodoxas.
En los inicios del Cristianismo existían tres grandes centros supradiocesanos (regionales o "metropolitanos"), que eran "cabeza" de todas las iglesias episcopales de las ciudades de su zona de influencia: la Iglesia de Roma, fundada por los apóstoles San Pedro y San Pablo, la Iglesia de Antioquía, fundada también por el apóstol San Pedro, y la Iglesia de Alejandría, fundada por el apóstol San Marcos. En sus territorios se reunían desde el siglo 2 concilios (o sínodos) de todos sus obispos. Luego se agregaron Constantinopla y Jerusalén, llegándose, de tal manera, a la famosa "pentarquía" o sea "el gobierno de los cinco." La Iglesia de Constantinopla fue fundada por el apóstol San Andrés, cuando el lugar donde luego San Constantino el Magno habría de construir en el año 330 la "nueva Roma," se llamaba Bizantion, o Bizancio.
Estas cinco grandes iglesias se llamaban al principio "Arzobispados" y luego "Patriarcados." Los cinco Patriarcados estaban, desde sus orígenes, en el territorio del Imperio Romano, hasta el siglo séptimo. Con la división del Imperio Romano por el emperador Teodosio el Grande en el año 395 en dos partes, oriental y occidental, la Iglesia Romana quedó en la parte occidental y los restantes cuatro Patriarcados quedaron en la parte oriental, por lo que estos últimos suelen ser llamados también "Iglesias Orientales." En Occidente, el Imperio Romano de Oriente es llamado desde el siglo 16 "Imperio Bizantino," por el nombre del lugar donde San Constantino construyó la nueva ciudad, declarada en el año 330 capital del Imperio Romano. Por lo tanto, a veces también se designa a las Iglesias Orientales como Iglesias "Bizantinas."
Luego, con el correr de la historia, se fueron sumando nuevas Iglesias Ortodoxas independientes o "autocéfalas": búlgara, serbia, rusa, griega, rumana, etc. Actualmente existe casi una veintena de iglesias ortodoxas autocéfalas.

Las diferencias entre
la Iglesia Ortodoxa
y la Iglesia Occidental
En el año 1054 se produjo un cisma (separación) entre las Iglesias Orientales y a Iglesia Occidental. (Formalmente, por la introducción unilateral por la Iglesia Romana, desde principios del siglo XI, de las palabras "y del Hijo," en latín "Filioque," al Credo de Nicea). De tal manera, durante el primer milenio del Cristianismo, la Iglesia Occidental (o sea la Iglesia Romana) y las Iglesias Ortodoxas Orientales poseían exactamente la misma doctrina (enseñanza) sobre los dogmas de fe, casi los mismos ritos y el mismo derecho canónico. Las Iglesias Ortodoxas no han efectuado desde aquel entonces absolutamente ninguna reforma de estos dogmas y de este derecho canónico y casi ningún cambio en los ritos. Quiere decir, que las diferencias que existen actualmente entre las Iglesias Ortodoxas y la Iglesia Romana (y las iglesias Protestantes) se deben a los añadidos, quitas y cambios efectuadas por estas últimas en sus dogmas, cánones y ritos. A su vez, todo lo que las Iglesias Occidentales conservaron sin cambios en los dogmas, cánones y ritos sigue siendo similar, como antes, a los dogmas, cánones y ritos de las Iglesias Orientales. De tal manera, los Cristianos Ortodoxos tienen el mismo Credo de Nicea, original, sin añadidura de las palabras "y del Hijo," al referirse a la procedencia del Espíritu Santo. Tienen los mismos Siete Sacramentos. El Sacramento de la Confirmación (unción con el Santo Crisma) es otorgado inmediatamente después del Bautismo. La Santa Comunión se da a los fieles en forma completa: Cuerpo y Sangre de Cristo. A los niños la Comunión se les da desde que son bautizados, pero la primera Confesión se hace al cumplir siete años. La Iglesia Ortodoxa considera que el Matrimonio debe durar toda la vida, pero en algunos casos concede el divorcio y permite segundas nupcias. Los monjes del clero regular (monacal) deben ser célibes, pero los sacerdotes del clero secular (que sirven en las parroquias) deben estar casados antes de la Ordenación (como antes en Occidente). Para Obispos son ordenados sólo los sacerdotes del clero regular (monjes).
Los cristianos ortodoxos adoran a Dios en Trinidad y honran a la Virgen María, Madre de Dios, y a los Santos, pidiendo su intercesión ante Dios. De acuerdo con lo confirmado por el Séptimo Concilio Ecuménico, celebrado en el año 787 en Constantinopla, honran y veneran las imágenes de Cristo, de la Virgen María y de los Santos, pero no las adoran ni les sirven, ya que la adoración corresponde únicamente a la naturaleza Divina. Porque la honra, que se otorga a las imágenes, se eleva al Representado en ella, y el que se inclina ante una imagen sagrada, se inclina ante la substancia de quien está representado en ella. Pero, para ello, las imágenes sagradas (en griego "íconos"), deben ser escritos de acuerdo con determinadas reglas y deben cumplir ciertos requisitos. (Los cristianos ortodoxos dicen que los iconos se "escriben" y no que se pintan. En la antigüedad las imágenes con las escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento eran como libros, para quienes no sabían leer).

Una nota sobre las relaciones de la Iglesia Ortodoxa con el estado. Para las Iglesias Ortodoxas la doctrina que enseña cuáles deben ser las relaciones entre el estado y la iglesia está contenida en la legislación de San Justiniano Magno. Luego de codificar en el año 533 todas las leyes romanas preexistentes, el emperador Justiniano promulga leyes llamadas "novelas." La Sexta Novela establece las condiciones, bajo las cuales se logra una sinfonía entre la iglesia y el estado. Esta ley, que puede ser llamada "Macro constitución cristiana" exige del estado que tenga un régimen político recto y que sea decente (recte et decenter rempublicam) y del sacerdocio que sea íntegro, honesto y siempre fiel a Dios (integrum est et fiducia Del praeditum); del estado se exige también competencia. Cuando se dan estas condiciones, surge automáticamente la buena sinfonía(consenso o consonancia, según otros textos) entre el estado y la Iglesia, lo que es provechoso para el bienestar del género humano, dice esta ley imperial, que luego fue incorporada por la Iglesia a su Código Canónico, llamado "Nomocanon."
La doctrina de la sinfonía establece bajo estas condiciones una separación entre la iglesia y el estado, pero pretende que dicha separación sea en armonía, en consonancia, porque ambas instituciones son "dones máximos de Dios" dados a los hombres. Ambas instituciones "proceden de una misma fuente y sirven a un mismo fin: el beneficio del género humano." Por lo tanto, no se trata ni de una unión total, ni de una separación total entre la iglesia y el estado, sino de una convivencia fraternal, siempre que ambas partes cumplan con las condiciones indicadas. Algunos pensadores ortodoxos consideran que el preanuncio de tales relaciones ya fue dado por Moisés, cuando desdobló su propia jefatura, otorgándole a su hermano Aaron el sumo sacerdocio.

La Iglesia
Ortodoxa Rusa
En el año 862, los Santos Cirilo y Metodio crearon un nuevo alfabeto eslavo, a partir del alfabeto griego. Usando este nuevo alfabeto (en principio llamado "glagolitsa" y luego, un poco reformado, "cirilitsa," o sea "cirílico," ellos tradujeron al eslavo los Evangelios, la Santa Misa y los principales Oficios de la Iglesia, antes de emprender su misión entre los eslavos, invitados para ello por los gobernantes eslavos de Moravia (país que se extendía en los territorios actualmente pertenecientes a Chequia, Eslovaquia y Hungría).
Los Santos Cirilo y Metodio eran oriundos de Tesalónica, ciudad griega con muchos habitantes eslavos. Por lo tanto, ellos hablaban bien desde su niñez el idioma eslavo, que entonces todavía no se había subdividido definitivamente en las actuales lenguas eslavas: ruso, búlgaro, serbo-croata, polaco, checo, eslovaco etc. Al traducir al eslavo los Evangelios, la Misa y los demás textos religiosos, los Santos Cirilo y Metodio debieron crear muchas palabras nuevas, faltantes hasta entonces en el eslavo, utilizando para ello raíces eslavas y combinándolas a la manera del idioma griego. Así surgió una nueva lengua, llamada eslavo eclesiástico (a veces incorrectamente denominada "pateo-eslavo" aún hoy utilizada en las Iglesias Ortodoxas eslavas (rusa, serbia, búlgara, etc). Desde el Bautismo de Rusia en el año 988 este texto eslavo-eclesiástico de la Santa Misa se utilizó siempre, hasta el día de hoy, en la Iglesia Ortodoxa Rusa.
El estado Ruso fue fundado en el año 862. Su primera capital fue Novgorod (cerca de la actual San Peterburgo), siendo Riurik su primer príncipe. Su hijo, el príncipe Igor, se estableció en Kiev, la segunda capital. La esposa del príncipe Igor, la princesa Oiga (oriunda de Pskov, cerca de Novgorod), se convirtió al cristianismo en Constantinopla, y es la primera Santa de la Iglesia Rusa. El nieto de Igor y de Santa Oiga, San Vladimiro, bautizó a su pueblo en el año 988, incorporando su estado a la jurisdicción eclesiástica del Patriarcado de Constantinopla (Bizancio), como provincia eclesiástica número 61 del mismo, otorgando los griegos a la misma el nombre de "Rusia" (los rusos de aquel entonces se llamaban a si mismos "Rus").
Después de reiteradas destrucciones de Kiev por los tártaros (que invadieron Rusia en el año 1237), el metropolitano (primado) de la Iglesia Rusa, Cirilo, abandona su sede en Kiev en el año 1250 y se dirige a Novgorod y luego a la ciudad de Suzdal (cerca de Moscú). En Suzdal preside en el año 1274 un Concilio de la Iglesia Rusa. Sus sucesores trasladan su cátedra a la ciudad de Vladimir en el año 1300, y luego a Moscú. En el año 1589 la Iglesia Rusa obtiene de los cuatro Patriarcas Orientales su "autocéfala," o sea su independencia administrativa. Simultáneamente, su primado obtiene el título de "Patriarca de Moscú y de Todas las Rusias," el quinto por orden de honor.

Las Iglesias Orientales
Iglesia Armenia Gregoriana
En el siglo V los armenios sufrían persecuciones desencadenadas por los persas, de modo que no pudieron estar presentes en el Cuarto Concilio ecuménico. Hasta el siglo XII no reconocían a ese Concilio. A partir del siglo XII los armenios comenzaron a respetar la doctrina completa de la Iglesia ortodoxa, aunque no tuvo lugar la debida unión.
Aunque su teología dogmática es correcta, tienen ciertas diferencias de rito en comparación con la Iglesia ortodoxa.
Nestorianos
Los nestorianos existen en Asia Menor y en la costa de Malabar en la India. Conservan ciertos ritos judíos y no veneran los santos iconos. A fines del siglo XIX una parte de los nestorianos de Urmia (Mesopotamia, o sea, actual Irak) se unió a la iglesia ortodoxa rusa.
Jacobitas
Los Jacobitas son partidarios del monofisitismo. Ellos viven en Asia Menor.
Coptos
Los coptos son monofisitas. Son aborígenes de Egipto y tienen su patriarca en El Cairo.
Abisinios
Los abisinios son monofisitas; conservan algunas tradiciones hebreas e incluyen sagradas danzas durante el divino servicio. Se destacan por su piedad.
Maronitas
Los maronitas son monotelitas (Monofiletismo) viven mayormente en el Líbano. Se aproximan notablemente a los católicos romanos y hasta reconocen al papa. Adoptaron casi la totalidad de la doctrina católica romana y todos sus errores.
Santos padres
Se llaman padres y maestros de la Iglesia aquellos dirigentes eclesiásticos que se destacaron por su piedad y dones intelectuales, se adelantaron por defender la Iglesia, la fe y la devoción cristiana con palabra y por medio de sus escritos. La mayoría de ellos, aunque no todos, eran santos y fueron portadores de la dignidad episcopal.

San Atanasio el Grande, siglo IV
San Atanasio el Grande defendía la fe ortodoxa de la herejía y tomó parte en el Primer Concilio ecuménico, donde fue aceptada su exposición de la fe. San Atanasio era el arzobispo de Alejandría. Casi toda su vida padeció por las persecuciones de los herejes. En el transcurso de 50 años, cinco veces fue expulsado de Alejandría y alrededor de veinte años pasó exiliado y encarcelado.
San Basilio el Grande, siglo IV
San Basilio el Grande, arzobispo de Cesarea de Capadocia (en Asia Menor) era uno de los más instruidos hombres de su época. Procedía de una familia de santos: su abuela, madre, hermano y hermana eran santos canonizados de la Iglesia ortodoxa. Después de instruirse, San Basilio adoptó el monaquismo; recibió el sagrado orden de sacerdocio y luego llegó a la dignidad de arzobispo. La mayor parte de su servicio arzobispal lo pasó en valiente lucha contra los arrianos, con ayuda de su palabra y sus obras escritas. En efecto, San Basilio dejó tras si numerosas obras relacionadas con el tópico de la fe y la moralidad, expuso la secuencia de la Liturgia que lleva su nombre (la cual se oficia 10 veces al año) y compuso numerosas oraciones, incluyendo las oraciones de genuflexión para el día de Santísima Trinidad.
San Basilio el Grande se destacó por su actividad filantrópica. Edificó una ciudad entera de asilos para pobres y hospitales. Falleció a la edad de 49 años.
San Juan Damasceno, siglo VII
San Juan Damasceno, vivió en el siglo VII, fue ministro del califa de Damasco y defendió la Iglesia contra la herejía de los iconoclastas. Aunque por su calumnia fue privado de un brazo, lo recuperó milagrosamente después de rezar ante el icono de la Santísima Madre de Dios. Como agradecimiento, compuso el cántico "Por Ti se alegra, llena de gracia, toda la creación." San Juan se retiró al monasterio de San Sabbas el Santificado en Palestina, donde se desempeñó como un simple monje. Escribió numerosos cánticos (el Octeto y los cánones para grandes festividades) y la brillante exposición de la fe cristiana.
El talentoso poeta ruso Alexei Tolstoi describió algunos episodios de su vida en el poema "Juan Damasceno."
San Gregorio el Grande, siglo IV
San Gregorio el Teólogo en el siglo IV se desempeñó como obispo, llevó vida santa y dejó obras acerca de la fe ortodoxa. También defendió la Iglesia contra los arrianos.
San Nicolás Taumaturgo, siglo IV
San Nicolás el Taumaturgo, Arzobispo de Licia en el siglo IV glorificado por su protección de los menesterosos y las limosnas para los pobres. Tomó parte en el Primer Concilio universal, y denunció a Arrio.

San Juan Crisóstomo, siglo IV
San Juan Crisóstomo, arzobispo de Constantinopla en el siglo IV fue uno de los más capaces apologistas y predicadores de la Iglesia cristiana, lo que le confirió el apodo de Crisóstomo (Boca de oro). Es particularmente conocida su exégesis de Sagradas Escrituras y la Liturgia denominada en honor suyo (que se oficia casi durante el año entero) al igual que numerosas oraciones.
Por la reprensión de la ambiciosa emperatriz Eudoxia fue desterrado al Cáucaso, y falleció en el exilio al oficiar la liturgia ante el santo altar. Sus últimas palabras fueron: "Gracias a Dios por todo."
Beato Agustín. Beato Jerónimo
De entre otros bien conocidos padres de la antigua Iglesia particularmente se destaca el Beato Agustín (quien pecó en su juventud, pero se corrigió leyendo la Palabra de Dios y luego se convirtió en ilustre y santo obispo). Entre sus escritos son muy conocidos: "Las Confesiones" y "La ciudad de Dios." Así fue también Beato Jerónimo (siglo IV), quien tradujo la Biblia al latín, cuya versión es conocida como vulgata.
El monacato
El monacato proviene de la vida solitaria altamente cristiana (de la palabra griega "monos" - solo, o de la rusa "ínok" - distinto) con el continuo esfuerzo para llegar a la perfección espiritual. El monje (o la monja) es la persona que ha rehusado (abnegado) el mundo para dedicarse a la oración y al cumplimiento de todos los mandamientos evangélicos, incluyendo la obediencia (la negación de su propia voluntad), la paciencia y la castidad. Por cuanto la meta del monacato en resumen consiste en la imitación de Cristo, los monjes que pudieron llegar a tal bienaventurado estado se denominan imitadores (de Cristo).
Principio del monacato en el Antiguo Testamento. Monaquismo en el Nuevo Testamento. Causas del desarrollo del monacato en el siglo IV y siguientes. El alejamiento del mundo y la vida devota en medio de privaciones ya se elegían por muchos justos del Antiguo Testamento (Hebr. 11:37-38). El monaquismo cristiano comenzó en la época apostólica. Vida casta tenían la Siempre Doncella María, San Juan el Precursor, los apóstoles Pablo, Juan, Santiago y muchos otros. Los monasterios, masculinos y femeninos, son conocidos en la historia ya a partir de los siglos II y III, aunque la información más detallada acerca de su vida está perdida. Un desarrollo particular adquirió el monacato en el siglo IV y los siguientes, ya que en esa época los cristianos no estaban amenazados por torturas y la muerte. El cristianismo se hizo universal, ya no se precisaba la valentía de antaño y adoptaron el cristianismo numerosos gentiles. Simultáneamente se debilitó la piedad. Entonces un número considerable de cristianos devotos empezaron a abandonar este mundo pecador de acuerdo con el consejo del Apóstol: "Salid de en medio de ellos y apartaos, dice el Señor; y no toquéis cosa inmunda, y Yo os recibiré y seré vuestro Padre, y vosotros seréis mis hijos y mis hijas, dice el Señor todopoderoso" (2 Cor. 6:17-18; Isaías 52:11; Jer. 3:19; Os. 1:10).
El monacato puede tener formas diferentes: Congregación:
Congregación que comprende la vida en común de los monjes, que poseen el servicio divino compartido, la reflexión en común, la idéntica obediencia al abate (igúmeno) y trabajo comunitario.
Silencio, Skit, eremita, reclusión. Anacoretas y ascetas.
El silencio mancomunado caracteriza la vida cenobita de cierto número limitado de monjes que no tienen propiedad privada y llevan a cabo en sus celdas el individual servicio divino, pero los sábados y domingos se reúnen en una iglesia. El monasterio dispuesto de esta manera se denomina Skit o cenobio.
La vida eremítica es la vida recluida del monje. Existen ermitaños: los anacoretas tienen vida solitaria viviendo en una celda monástica y los moradores del desierto tienen una vida apartada en un yermo.
Abstención: ascetas.
El monacato adquirió formas bien organizadas en el tiempo de San Antonio el Grande, San Pacomio y San Basilio en el siglo IV.
San Antonio el Grande. Escritos de San Antonio el Grande.
San Antonio el Grande nació en familia de padres ricos. Teniendo 18 años de edad, cuando se quedó solo con su hermana, escuchó en la iglesia las palabras de Cristo: "Si quieres ser perfecto, vende tu hacienda, dale la plata a los pobres y sígueme" (Mat. 19:21), acto seguido entregó a los pobres su herencia, dedicó su hermana a las vírgenes cristianas y comenzó su hazaña de monacato. Al principio vivió solo en el desierto dedicándose a la oración, los ayunos, los trabajos físicos y a la lucha contra pensamientos pecaminosos y vanos, y contra los demonios. A los 20 años empezaron a acompañarlo discípulos y se convirtió en maestro para muchos moradores del desierto. En un yermo muy lejano encontró a San Pablo de Tebas, quien permaneció allí 90 años. El Santo recibía allá el alimento milagrosamente por medio de un cuervo. San Antonio vivió en el desierto más de 80 años convirtiéndose en un gran maestro para los monjes y todos los cristianos. Hasta nosotros llegaron sus sermones y el estatuto de la vida ermitaña.
Ermitas, cenobitas y lauras.
San Antonio perfeccionó el monacato de silencio (de anacoretas). Los monjes de esta clase se desempeñaban en los cenobios (skites). Varios cenobios unidos bajo poder de un solo abad (abba) adquirieron el nombre de Laura.
San Antonio el Grande falleció a mediados del siglo IV a la edad de 106 años.
Monacato cenobita. San Pacomio el Grande.
El monacato cenobita (los monasterios) adquirió su aspecto actual en el tiempo de San Pacomio el Grande. Siendo gentil instruido, admiró la piedad de los cristianos a los cuales pudo conocer cumpliendo con el servicio militar. Se bautizó y se apartó al desierto. Allí, sobre las orillas del Nilo, fundó varios monasterios, en los cuales fueron enclaustrados 7.000 monjes. Sobre el otro lado del Nilo fundó un monasterio de monjas, cuya primera abadesa fue su hermana.
Los monasterios se dirigían de acuerdo con un reglamento, cuya base constituían: La oración, el ayuno, la castidad, la humildad, la negación de todo lo terreno y la absoluta obediencia. Todos los monjes rezaban en conjunto, trabajaban y comían una vez por día o dos veces en los días festivos. Cada uno de ellos apuntaba sus pecados y los confesaba a menudo. Todos tenían obligación de estudiar sagrados libros.
Pasados 100 años después de la muerte de San Pacomio el Grande, el número de los monjes en sus monasterios creció hasta 70000.
Monasterios de Nitra. Monacato en Palestina, Asia Menor y Grecia
En otra parte de Egipto, el desierto de Nitra, el abba Amón, discípulo de San Antonio el Grande, fundó su monasterio. En el mismo desierto pronto surgieron hasta 50 monasterios con un total de 5.000 monjes. Otro discípulo de San Antonio, Hilaron, fundó monasterios en Palestina. En Asia Menor los monasterios fueron organizados por San Basilio el Grande, quien había redactado para ellos su reglamento, el cual es válido hasta la actualidad. En Grecia el monacato se desarrolló de un modo particular en la península Athos (el Santo Monte), donde aún hoy en día existen varias decenas de cenobios y 20 monasterios. De ahí el mismo transitó a Rusia.
Columnismo y necedad en Cristo.
Además de la vida eremítica y cenobítica se conocen otras dos formas de hazañas piadosas: el Columnismo (practicado por ilustre Simeón de la Columna en el siglo V, y otros), o sea la plegaria ininterrumpida sobre una columna o torre, y la locura en Cristo. Los supuestos locos fingían ser desprovistos de razón con el fin de ocultar de esta manera su santidad y evitar alabanzas que conducirían a la vana gloria. De entre ellos se destaca particularmente San Andrés el loco por Cristo quien fue honrado por la visita de la Santísima Madre de Dios, lo que se recuerda en el día de la fiesta del Manto de la Santísima Madre de Dios, mientras que entre los locos en Cristo rusos se destacó el santo Basilio el Beato.
Monacato en el Occidente.
Desde el Oriente el monacato se difundió hacia el Occidente. San Benito de Nursia (siglo VI) fundó monacato estudioso.
Importancia del monacato.
El monacato tuvo gran importancia a lo largo de toda la historia eclesiástica. Los monasterios servían al prójimo y eran centros y ejemplos de piedad, fe inalterada (defensores contra las herejías), filantropía e instrucción. Por consiguiente, ya desde las más remotas épocas se estableció la tradición de ascender a la máxima dignidad del episcopado de entre los monjes.
Dirección eclesiástica, Jerarquía eclesiástica.
El propio Señor Jesucristo estableció la jerarquía de la Iglesia o la "jefatura sagrada." Al principio predominaba el primado de los Apóstoles, quienes ejecutaban los sacramentos y enseñaban. Más tarde los Apóstoles consagraban a los diáconos, presbíteros y obispos. A éstos últimos confirieron sus obligaciones, o sea, el supremo derecho de enseñanza y la dirección de la Iglesia.


Metropolitanos.
Ya en la época apostólica fue establecido el poder de los metropolitanos.
La organización de la Iglesia se conformaba con la organización del estado. En los centros principales del mismo se formaban los centros de la Iglesia, conocidos como Patriarcados. En la antigüedad existían 5 Patriarcados, a saber: de Roma, Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén. Todos ellos tenían derechos iguales. Más tarde en nuevas naciones ortodoxas surgieron Patriarcados: Ruso, Serbio, Búlgaro y Rumano.
Todos los obispos se llamaban en la antigüedad papas (padres). Este título se ha conservado hasta nuestros días en el caso del patriarca de Alejandría.
Reivindicaciones de los
papas de Roma por el primado
Las pretensiones de los papas de Roma por el primado eclesiástico comenzaron ya en los primeros años del cristianismo. Como motivo para esta actitud sirvió la fama de Roma como capital del Imperio Romano y la extraordinaria difusión del Patriarcado de Roma. A partir del siglo VI los reyes del Occidente con el fin de obtener el apoyo de los papas les entregaban en posesión sus comarcas. A partir del siglo IX los papas empezaron a coronar a los reyes y aspiraban de ser también amos seglares.
Para justificar las ambiciones de los papas, en la edad media fueron compuestas las llamadas Decretalias (decretales) falsas de Isidoro, en las cuales figuraban los textos espurios que trataban de convencer que a partir del siglo I el supremo poder eclesiástico siempre perteneció al papa de Roma.
Además, los latinos establecieron nuevos errores: la introducción obligatoria del celibato del clero, el permiso de comer alimentos lácteos y huevos durante los períodos de ayuno que se altera de esta manera, mientras que proclamaron el día sábado de abstinencia y añadieron al octavo término del Símbolo de la fe ("Credo") las palabras: Procedente del Padre y el Hijo (filioque).
Separación de la Iglesia Occidental
de la Ortodoxa Católica
Las causas de la separación de la Iglesia Occidental de la ortodoxa eran las ambiciones de papas y su desvío de la fe ortodoxa. La separación de la Iglesia Occidental se prolongó durante dos siglos con relación a las siguientes circunstancias:
Problema de los patriarcas Ignacio y San Focio.
En la segunda mitad del siglo IX en Constantinopla fue destituido ilegalmente el patriarca Ignacio eligiendo en su lugar a San Focio (mem. 6 de febrero). La opinión de los habitantes de Constantinopla se dividió. Para solucionar la discusión, fue convocado en Constantinopla un concilio (861) al cual fue invitado también el papa Nicolás I, quien a su vez envió sus delegados. El concilio confirmó la elección del patriarca San Focio y los legados papales confirmaron esta decisión. Sin embargo, Nicolás condenó a sus delegados y rechazó el fallo del concilio elevando de esta manera su poder individual por encima de la resolución conciliar.
Discusiones acerca de la Iglesia Búlgara.
En aquella época surgieron discusiones entre las cátedras de Roma y Constantinopla relacionadas con la cuestión de la Iglesia de Bulgaria que pertenecía antaño a la cátedra romana, pero ya en el tiempo del emperador Juliano fue transferida al patriarca de Constantinopla. Los papas convencieron a los búlgaros de que la subordinación eclesiástica a Constantinopla podía resultar en la dependencia política de los griegos. Por consiguiente, el zar (rey) búlgaro Boris cortó sus relaciones con Constantinopla e invitó a los misioneros latinos.
Acto seguido el santo patriarca Focio en sus epístolas dirigidas a otros patriarcas denunció las ilegales pretensiones de los papas y su apartamiento de la fe ortodoxa. Para discutir esta cuestión, fue convocado un concilio en Constantinopla (867), el cual rechazó las pretensiones de los papas y el desvío de la Iglesia Occidental. Sin embargo, la comunicación oratoria entre ambas Iglesias continuaba normalmente. Al mismo tiempo los latinos comenzaron a considerar al patriarca San Focio enemigo de ellos, y lo excomulgaron.
Separación de las iglesias. 
La separación final de la Iglesia Occidental tuvo lugar en el siglo XI. Tomando en cuenta nuevos desvíos además de los manifestados anteriormente (el uso del pan ázimo durante la liturgia en vez del fermentado), el patriarca de Constantinopla Miguel Cerulario denunció las innovaciones. Comenzaron sendas relaciones entre las Iglesias de Roma y Constantinopla. Los legados del papa (León IX), sin cifrar esperanza alguna en las discusiones, compusieron el acta de excomunión del patriarca y de toda la Iglesia Oriental, y al celebrar el servicio divino, la colocaron sobre el altar de la catedral de Santa Sofía en el año 1054. A su vez el patriarca Miguel Cerulario convocó en Constantinopla un concilio que excomulgó a dichos delegados de la Iglesia. Desde este momento la Iglesia Occidental se apartó definitivamente de la Ortodoxa.
El alejamiento del espíritu cristiano por los latinos.
El alejamiento de los católicos romanos puede subdividirse en dos categorías: el alejamiento del espíritu cristiano por un lado, y el orgullo y las ambiciones por el otro, las cuales se introdujeron en la iglesia por intermedio de los papas cuando éstos se atribuyeron la infalibilidad en cuestiones de fe y buscaron con ansiedad el poder temporal. Se destaca la amistad con el comunismo.
Dogmas de la fe.
Desviaciones de los dogmas de la fe: 1) Filioque. 2) Doctrina del primado papal. 3) Doctrina de infalibilidad papal en cuestiones de fe (1870). 4) Doctrina sobre la indulgencia. 5) Doctrina del purgatorio. 6) Doctrina de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios, que no tiene pecado ancestral (1854).
Nota: Los cristianos ortodoxos no deben confundir esta realización del efecto del pecado ancestral con la enseñanza sectaria acerca del "pecado original." No hay doctrina de "pecado original" en la Santa Iglesia, pues no es posible heredar el "delito" de Adán. En ningún lugar lo mencionan los Santos Padres, sino que se refieren al "pecado ancestral," que produjo no un delito, sino una enfermedad hereditaria, es decir: la inclinación a pecar, estado del hombre de separación de Dios, etc.
Dirección eclesiástica. 
Desviaciones en la dirección eclesiástica: 1) Celibato del clero. 2) Establecimiento de la dignidad de cardenales, desconocida en la antigüedad y, debido a esta innovación, la alteración de los tres grados de la jerarquía sagrada.
Ritos y costumbres. 
Desviaciones en los ritos y costumbres: 1) Bautismo por ablución en lugar de inmersión. 2) Confirmación de los adultos sólo por un obispo. 3) El uso del pan ázimo (hostias) en la liturgia en lugar del fermentado. 4) Comunión de los laicos sólo bajo una especie: pan. 5) Deterioro del ayuno al permitir el uso de leche, huevos y hasta carne. 6) Empleo de instrumentos musicales (órgano) durante el divino oficio. 7) Bancos para estar sentados en la iglesia. 8) Realización del oficio divino en idioma latín, el uso de las campanillas, etc.
Acerca del primado del papa de Roma. 
Las palabras de Cristo: "Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" (Mat. 16:18) fueron explicadas por 85 Padres y Maestros de la Iglesia. 44 de ellos dicen que la palabra "piedra" denota la fe de Pedro; 16 enseñan que la palabra "piedra" significa Salvador; 8 aseguran que la palabra "piedra" abarca a todos los apóstoles, de modo que 68 Santos padres no creen que la palabra "piedra" se refiera a Pedro. Solamente 17 exégetas antiguos relacionan la palabra "piedra" con Pedro; pero nadie interpreta, como enseñan los latinos, que el Apóstol Pedro es un exclusivo lugarteniente de Cristo (vicario) sobre la tierra.
Vida de los papas. 
Según los historiadores citados, Ammianus Marcellinus, el último historiador romano (320-390), quien escribió 31 libros dedicados a la historia de los cesares. Antonio Papi. El obispo católico romano Giutprandío Liutprando, la máxima autoridad para la historia de los siglos IX y X. Abate Tiraboci Gammerlin. Bukhard. Reverendo N. Clementise. Jungman. Poeta Petrarca (siglo XIV). Cardenal Pedro Alliatski. Neruda Taborita. Niem.
Cardenal Baronio Caesar, escritor eclesiástico italiano (1538-1607); era cardenal en Roma y bibliotecario del Vaticano. Recibió su dignidad de cardenal por la obra "Ecclesiastical Annals" que revela valiosos documentos procedentes de la biblioteca papal con archivos en los cuales trabajó durante 27 años. Su trabajo fue continuado por otros historiadores, como Raynaldi y otros.
Numerosos historiadores, entre los cuales figuran sabios católicos romanos que recibieron premios de la Iglesia de Roma por sus obras, describen la vida amoral de los papas a lo largo de toda la historia, hasta la actualidad. Naturalmente, entre los papas hubo también hombres decentes, pero la mayoría de ellos buscaba poder, dinero y lujo. El historiador romano Ammianus Marcellinus habla acerca de las "ambiciones de los papas y su lucha cruel para satisfacerlas, porque al convertirse en obispo el individuo se aseguraba grandes ganancias y ventajas: las carrozas, las lujosas vestimentas y la mesa, cuya exquisitez superaba los banquetes imperiales." "La más repugnante historia es la de los papas, de la cual debemos avergonzarnos todos nosotros los católicos romanos. No existe ningún crimen abominable que no fuera llevado alguna vez en el palacio de Su Santidad, sin exceptuar envenenamientos, fornicación o incesto" (I. Jungman). Los increíbles delitos de los papas no se describen con facilidad. Por ejemplo, bajo ciertas circunstancias el trono papal lo ocupó una mujer, denominada Juan VIII (855-857) hasta que parió a una criatura. De las numerosas descripciones de las historias terroríficas de la "iglesia" de Roma vamos a elegir la característica del cardenal Baronio, un diligente historiador católico romano: "El trono papal no lo ocupaban papas sino monstruos, quienes llegaban al cumplimiento de sus deseos por medio de mujeres sin vergüenza, las cuales arbitrariamente cambiaban los puestos episcopales, preparándolos para sus amantes, pisando literalmente las sagradas leyes eclesiásticas y las mejores costumbres de la antigüedad."
Luteranos o protestantes
Al principio del siglo XVI, el estudioso monje católico romano alemán Martín Lutero, después de casarse con la ex-monja católica romana Catalina, comenzó exitosamente el movimiento dirigido contra el papado: el protestantismo, o sea la protesta ante los errores romanos.
Como motivo para el surgimiento del protestantismo sirvió la venta de las indulgencias papales por dinero, al igual que el formalismo observado durante la ejecución de los ritos católicos romanos y sagrados servicios.
Deseando librarse de los errores del catolicismo romano, el protestantismo en vez de corregirlos, fuera de cualquier lógica y contradiciendo a las Sagradas Escrituras, tomó la vía de la negación de casi todo lo perteneciente a la fe cristiana y la enseñanza de la fe y de la piedad, conservando sólo el nombre de cristianismo.
Por ejemplo, actuando contra la doctrina papal referente a los excesivos méritos (de los santos), los protestantes:
1) Proclamaron la doctrina de la justificación exclusiva por la fe sin necesidad de obras buenas, en vez de aceptar el mandamiento del Salvador: "Sed perfectos como perfecto es vuestro Padre celestial"(Mat. 5:48), o en otras palabras: haced obras buenas siempre sin ninguna limitación; la propia Palabra de Dios enseña: "Es estéril la fe sin obras" (Santiago - Jacobo - 2:20).
2) En lugar de corregir el formalismo católico romano en el santo oficio y los ritos (parte sustancial de la Tradición), los protestantes rechazaron toda la Tradición, incluyendo la veneración de los santos, la solicitud de sus oraciones y la veneración de los santos iconos.
3) Descontentos (muy razonablemente) por la prohibición de leer la Biblia, los protestantes ofrecieron derecho de su lectura universal y la posibilidad de interpretarla individualmente, en vez de proceder en este sentido conforme con la enseñanza de la Palabra de Dios (véase más adelante).
4) Debido al hecho de rechazar obras buenas, los protestantes rehusaron casi todos los sacramentos (por medio de los cuales Dios ayuda a realizar buenas obras); sólo dejaron el bautismo y la eucaristía, aunque ésta última los protestantes no la adoptan en un modo absoluto, ya que no creen que el pan y vino pueden convertirse en Cuerpo y Sangre de Cristo;
5) Debido a la misma causa, o sea la inutilidad - desde el punto de vista de los protestantes - al igual que el odio de Lutero al monacato (para él, muy natural) los protestantes rechazaron los ayunos, los votos de los monjes, la mayoría de las fiestas y la veneración de lugares sagrados.
Las comunidades protestantes, juntamente con sus pastores (que son simples laicos) representan un grupo heterogéneo que ha perdido cualquier apariencia de la Iglesia.
Veneración
de la Palabra de Dios
Los protestantes, al igual que casi todos los herejes, requieren que todo el cristianismo esté fundado sobre las palabras de las Sagradas Escrituras, imaginando erróneamente que son seguidores de la Palabra de Dios. Los herejes exponen su aparente respeto a las Sagradas Escrituras dudando de la Tradición, aunque crean su propia tradición, o sea, sus sistemas y costumbres y su propia manera de interpretar la Biblia, protestando con su doctrina contra toda la enseñanza de Cristo. Insinúan pérfidamente que la Iglesia Ortodoxa respeta insuficientemente las Sagradas Escrituras venerando excesivamente a los santos, a quienes rechazan con anticristiana maldad, los calumnian e injurian.
Conforme con la enseñanza de la Palabra Divina (2 Pedro 1:20-21 y 1 Cor. 2:11-14) las Sagradas Escrituras están inspiradas por el Espíritu Santo, y sólo las pueden explicar los Santos puros de corazón (Mat. 5:8) exclusivamente con asistencia del Espíritu Santo. El mismo contenido de la Sagrada Biblia está establecido por los Santos Padres de los Concilios ecuménicos.
Por consiguiente, el respeto de las Sagradas Escrituras por los herejes es falso e hipócrita, lo que demuestra su negación de la doctrina evangélica referente a las obras buenas y hazañas piadosas, aparte del impertinente "derecho" de interpretar tergiversando la Palabra de Dios conforme con los antojos de cualquier pecador ignorante.
La Iglesia Ortodoxa venera la Palabra de Dios más que todas las otras y de manera Purísima. Todos los escritos de los Santos Padres referentes a la fe y a la vida devota se fundan siempre en la Palabra de Dios; en la Iglesia Ortodoxa el Santo Evangelio ocupa un lugar privilegiado sobre el altar, representando al propio Señor Jesucristo. Lo pueden leer en la iglesia solamente personas consagradas. El mismo se lleva solemnemente a la parte central del templo para la adoración general.
También es profundo el piadoso respeto a la Palabra de Dios y su uso como guía en las verdades de la fe y las obras buenas, que demuestra la Iglesia Ortodoxa en los hechos y no en las palabras.
Reformadores
o calvinistas
El movimiento de la Reforma comenzó en el siglo XVI. Los primeros reformadores Zuingilio y Calvino se apartaron de la verdad todavía más que Lutero (el protestantismo). Estos reformadores enseñan que los dos sacramentos, bautismo y eucaristía, aun son menos importantes en comparación con la opinión de los protestantes: sólo son signos externos, los símbolos de recuerdo referente a los acontecimientos de la vida del Salvador.
Según la doctrina de los reformadores, Dios predestinó algunos hombres a la salvación, mientras que otros no están llamados. Los reformadores rechazan por completo cualquier imagen y adorno dentro de los templos.
Anglicanos
o episcopalianos
El rey inglés Enrique VIII en el siglo XVI era un católico romano celoso y hasta recibió del papa el título del "Defensor de la fe" por su resistencia a los protestantes.
Después de diez años, en 1532, se separó del papa pues éste no le permitió divorciarse de su esposa legal Catalina con el fin de formalizar nuevas nupcias con la cortesana Ana Bolena. El sacerdote Tomás Cranmer ejerció su influencia sobre Enrique VIII para que éste se separase del papa estableciendo su propia confesión.
Enrique elevó a Cranmer a la dignidad de arzobispo de Canterbury, rompió con el papa y se casó con Ana Bolena; hizo una nueva traducción de la Biblia y compuso un nuevo catecismo (exposición abreviada de la fe). La cabeza de la nueva Iglesia anglicana es el rey, junto con el parlamento, lo que permanece intacto hasta hoy día. Enrique introdujo el llamado "breviario" que comprendía 37 puntos principales de la fe. Luego, Enrique persiguió implacablemente a los enemigos de su fe.
Conforme con el contenido de su fe, los anglicanos se aproximan hasta cierto punto a los protestantes y parcialmente a los reformadores. En algunos ritos ellos imitan a los católicos romanos, lo que produce una impresión errónea de que los anglicanos están más cercanos a la ortodoxia que los protestantes. Aunque los anglicanos tienen obispos, su quirotonía no tiene la debida gracia por cuanto no poseen ascendencia apostólica; además, se casan: cada obispo tiene su "missis bishop" (señora obispa).
Debido a que los anglicanos no pueden comprobar su sucesión apostólica en el episcopado, tienden a trabar amistad con la fe ortodoxa esperando que algún día nuestra Iglesia reconozca a la suya como poseedora de gracia.
La mayoría de los obispos anglicanos prácticamente no reconocen su breviario de 37 párrafos y rechazan casi todo el Evangelio. En la conferencia de Lambet hace alrededor de 30 años, en 1946 o 1947 (estas conferencias las tienen los obispos anglicanos de todo el mundo cada 10 años; ya se cuentan aproximadamente 300 conferencias llevadas a cabo), más de la mitad de los obispos presentes declararon que no creen en los milagros descritos en el Evangelio, ni en la Resurrección, ni en la Ascensión del Señor Jesucristo, ni en los Angeles, ni en los espíritus malignos, ni en la inmortalidad del alma, etc. Surgía la cuestión si estaba indicado abolir el "breviario." Por el momento se decidió no tocarlo. No obstante todo, sería difícil establecer en qué creen estos "obispos."
Los anglicanos tienen tres grupos de creyentes: alta Iglesia (que se aproxima más a los católicos romanos), baja Iglesia (más cercana a los reformadores) y la ancha Iglesia (intermedia). De los anglicanos se han separado los puritanos, los "puros," quienes rechazaron los restos del catolicismo romano y a los obispos.

Los bautistas
Los bautistas son una de las sectas protestantes, cuyo nombre proviene de la palabra griega "sumergir" o sea "bautizar."
Los bautistas:
1) No creen en la Santísima Trinidad, diciendo que Dios sólo puede tener faz única. Esta doctrina tiene cierta tendencia para aproximarse al panteísmo.
2) Los bautistas enseñan que las Sagradas Escrituras son suficientes para la salvación, no creen ni en la Iglesia ni en los sacramentos. Cada cual puede interpretar libremente las Sagradas Escrituras.
3) Enseñan que sería correcto bautizar solamente a los adultos por solicitud personal y mediante una completa inmersión. Por consiguiente, ellos no reconocen el bautismo de los niños, pero aseguran que los niños sin bautizar se salvarán.
4) Aunque reconocen el Bautismo y la Eucaristía, consideran que el primero sólo es un símbolo de la salvación, mientras que en la Eucaristía el Señor Jesucristo no está presente. Estos dos sacramentos los llaman "estatutos" ("ordinansis") pero de ninguna manera sacramentos; conforme con su doctrina, no proporcionan nada de gracia.
Historia.
La secta de los bautistas fue fundada relativamente temprano (siglo XVII) en Inglaterra y Estados Unidos, poseyendo dos ramas principales (la confesión de Filadelfia llamada "general" y de Nueva Hampshire llamada "particular"), los cuales pronto se unieron. Los primeros creían que Cristo vino para la redención de todos los hombres, y los segundos - sólo para los elegidos (de acuerdo con el concepto de los calvinistas). Los bautistas primero fueron perseguidos en Inglaterra, y se encontraban en conflicto con el gobierno norteamericano (siglo XVII). A mediados del siglo XVIII los bautistas rechazaron la doctrina de la Santísima Trinidad. Poco a poco los bautistas se difundieron particularmente por medio de las llamadas misiones bautistas que aparecieron en el siglo XIX y cuya meta consiste en la propagación del bautismo. A fines del siglo XIX se unieron por fin ambas ramas principales. Además del ahora único tronco principal, existen 10 sectas de los bautistas que poseen sus peculiaridades en la doctrina religiosa (por ejemplo, los bautistas del séptimo día).
Dirección.
Cada comunidad eclesiástica es completamente independiente (autónoma). Los bautistas tienen presbíteros (a menudo también obispos) y diáconos, que se eligen de acuerdo con la concordancia general y se ordenan por un "concilio" que se compone de presbíteros y jefes de las iglesias vecinas. En caso de alguna necesidad, cualquier iglesia bautista puede solicitar auxilio o consejo a otras iglesias, pero bajo ninguna circunstancia los parroquianos de una iglesia pueden dominar sobre los pertenecientes a otras parroquias.
En la actualidad los bautistas están muy difundidos en los Estados Unidos y en Inglaterra, pero relativamente poco en otros países.
Adventistas del Séptimo Día
El adventismo representa la resurrección de la antigua herejía del quiliasmo (reino de Cristo de 1.000 años sobre la tierra; siglos I a III), la cual era una tentativa de combinar el cristianismo con el judaísmo. Esta herejía fue condenada por la Iglesia. El adventismo proviene de la palabra latina "advenimiento."
Historia
El fundador fue el bautista William Miller que vivió en Nueva York (1781-1849). Supuso que el segundo advenimiento de Cristo ocurriría el 22 de octubre de 1844 sobre un monte del estado Nueva York. Había calculado este día en base al libro del profeta Daniel. Miller juntó hasta 200.000 partidarios. Pero cuando no tuvo lugar el segundo advenimiento, la mayoría de sus seguidores le abandonaron.
Después de Miller, su doctrina estuvo bajo la influencia de otros hombres con ideas distintas. Aparecieron hasta diez grupos diferentes de adventistas, el mayor de los cuales lo forman los "Adventistas del séptimo día." Uno de los discípulos de Miller enseñaba que no existe la inmortalidad del alma (Sperr), mientras que Raquel Preston y Elena White insistían que se precisa honrar el sábado en lugar del domingo. A partir del año 1846 los adventistas adoptaron el sábado rechazando el domingo, y comenzaron a considerar como "cristianos falsos" a todos los que festejan el día domingo. Introdujeron el "diezmo," y en 1863, en la primera conferencia general los adventistas del séptimo día elaboraron su reglamento válido hasta hoy día.
Doctrina.
Su punto principal está constituido por la aproximación del segundo advenimiento de Cristo. Explican que en 1844 Cristo llegó en efecto, pero no a la tierra, sino al cielo (sic) con el fin de ejecutar el juicio y determinar quien será digno de Su reinado de 1.000 años. Por cuanto para la realización de ese juicio se requerirán de 70 a 100 años, se derivaban los años de la segunda llegada siguientes: 1914, 1925, 1945 y, finalmente, 1995. Tomando en cuenta la inminencia de este advenimiento, todos los cristianos deben abandonar el "falso cristianismo" que festeja el día domingo.
Después del segundo advenimiento resucitarán los justos sólo para vivir 1.000 años, de modo que después de ese milenio tendrá lugar el tercer advenimiento de Cristo, que se dedicará al juicio de los pecadores.
Sin embargo, es dudoso que los adventistas tengan como meta la preparación de los cristianos para la recepción del Mesías esperado por los judíos.
Entre otras cosas, los adventistas creen que con referencia al Apocalipsis de San Juan el Teólogo serán aniquiladas dos fieras: la "primera fiera," los Estados Unidos, por legalizar el festejo del domingo, y la "segunda fiera," el Papa de Roma.
El número de adventistas es relativamente bajo (alrededor de 400.000 individuos), pero su trabajo es muy activo para la difusión de esa doctrina.
"Ciencia Cristiana"
(Christian Science).
Esta secta es digna de consideración, porque tiene bastante éxito en el medio intelectual de la sociedad. Fue fundada en 1876 en Boston. Su fundadora María Becker Heddy (1821-1910) tuvo tres nupcias. Al primer hijo lo entregó a una nodriza, y no se acordó de él durante toda su vida. Se ocupaba del espiritualismo. Se divorció de su segundo marido. Escribe que teniendo ocho años de edad escuchó una voz misteriosa que le dio la sensación de desesperación; esta voz nunca se repitió. M. Becker Heddy padecía de muchas enfermedades, pero luego se curó y se convirtió en curandera espiritual y pastora de la Ciencia Cristiana. En 1899 en Boston fue erigido un enorme templo de esta secta. M. Becker Heddy escribió varios libros que sirven de base para la Ciencia Cristiana. Esta es muy confusa, casi no tiene nada en común con el cristianismo y se asemeja con la doctrina pagana del bromanismo.
Doctrina.
La Ciencia Cristiana enseña que no existe Dios personal, sino sólo el Principio Divino. Por consiguiente, la Ciencia Cristiana fundamentalmente niega la existencia de Dios. M. Becker Heddy dice de la Santísima Trinidad lo siguiente: "Sólo existe la trinidad de la Vida, Verdad y Amor unidos entre si. Es decir que tampoco cree en el Dios cristiano representado por la Santa Trinidad.
Negando al Dios personal, María Becker Heddy pregona al hombre divinizado, quien es el vivo avatar de la Deidad. El mal es una ilusión. Como creen diversas sectas, que el mal no existe, ya que no es otra cosa que la ausencia del bien. Como no existe el frío por ser siempre sólo la ausencia del calor. En lugar de la doctrina cristiana acerca de la Providencia de Dios, Heddy predica la "ley de armonía." La Ciencia Cristiana anuló la oración dirigida a Dios, ya que no existe Dios personal. Si no existe Dios como persona, con más razón sería ridículo recelar la presencia del diablo. Tampoco existe el pecado: el pecado es sólo imaginario y es creado por el temor de la razón mortal.
De la curación. 
A la medicina científica Heddy la denomina "charlatanería mental." Ella escribe: "La enfermedad no es un hecho real. La enfermedad es más que una imaginación: es la aberración humana. El partidario de la Ciencia Cristiana nunca toma en consideración la anatomía, no impone sus manos sobre el paciente y no toca las partes doloridas del cuerpo." La curación se reduce a lo siguiente: por cuanto la enfermedad es irreal, deberá desaparecer. Sólo se precisa creer que la enfermedad no existe. La "curación espiritual" no es otra cosa que dejar al enfermo sin ningún auxilio médico.
Del estado de ultratumba. 
Después de la muerte el hombre se hará inmortal, pero antes tendrá que soportar muchos padecimientos. "Estos procesos de purificación postrera son desconocidos para mí," dice Heddy.
En la nebulosa doctrina de la Ciencia Cristiana están incluidas algunas reglas cristianas conmovedoras acerca del amor a Dios (que no existe) y al prójimo, el perdón de los enemigos y ausencia de juicios temerarios. Aparte de estas recomendaciones, la Ciencia Cristiana no tiene nada de cristiano además de su nombre.
Difusión
Existen por lo menos 3.000 parroquias de la Ciencia Cristiana en América y Europa, aunque no se conoce el número de sus partidarios.
¿Cómo puede explicarse el éxito de esta doctrina en el medio intelectual?
Primero, para algunos es atrayente la facilidad de esta doctrina, y porque ella admite algunas acciones prohibidas por el Evangelio. Esta doctrina corresponde a la disposición espiritual del hombre moderno, ya que le adula diciendo que él es excelente, que el pecado no existe, que no se precisa rezar y que el Salvador sobra. Segundo, el éxito de la Ciencia Cristiana demuestra hasta qué punto son superficiales los hombres, que no se orientan en las cuestiones de religión, ya que les satisface lo que la propia Heddy denomina "locura bostoniana." La opinión pública de Boston era negativa con respecto a la curación de Heddy.
La Ciencia Cristiana está condenada por la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero como una de las doctrinas anticristianas.
Teoría de Darwin
La teoría de Darwin no contiene ninguna idea espiritual positiva. Sin embargo, debe conocerse porque tiene amplia difusión y numerosos partidarios. Por lo general, parece ser científica. Pero por sus deducciones es antirreligiosa y antimoral. Si vamos a creer en ella, tenemos que admitir la ausencia de conciencia (vergüenza) en los hombres y de la responsabilidad por sus actos morales ya que según Darwin el hombre es una especie de animal.
Charles Darwin (1809-1882) era egresado de la facultad de Teología de Cambridge, Inglaterra. Escribió muchos artículos de zoología y botánica. Sus obras más conocidas son: "El origen de las especies" y "Del origen del hombre." En estas obras presenta su teoría y trata de explicar la procedencia de las especies en el mundo orgánico y animal por la gradual evolución de las especies desde las inferiores hasta las superiores. Darwin presume que en el principio sólo existían pocas especies simples, las cuales en el correr de los siglos se desarrollaron hasta llegar a la actual complejidad. Darwin no pudo comprobar que todo lo que vive actualmente en el mundo tiene como origen una sola especie, lo que parecería ser la base de su teoría. Tuvo que suponer que originariamente en la tierra existían varias especies fundamentales, cada una de las cuales evolucionaba independientemente. La modificación de las especies, según Darwin, acontecía debido a las dos causas principales siguientes:
1) Debido a la lucha por la supervivencia y
2) por la selección natural.
Debido a la lucha por la supervivencia los organismos desarrollaron y modificaron sus órganos, lo que confirma el ejemplo de numerosas plantas y diversos animales, como coloración protectora, espinas, piernas de movimiento rápido, dientes potentes, la desenvuelta capacidad para la productividad útil (animales domésticos), etc.
La selección natural representa ciertos cambios en los órganos relacionados con la lucha por la supervivencia, en cuyo curso se destruye lo que es débil y se conserva todo lo fuerte y resistente.
Las deducciones de la teoría de Darwin figuran en el libro "Del origen del hombre," en el cual Darwin supone que el hombre desciende del mono. Darwin y sus sucesores trataban de comprobar esta teoría por la semejanza existente entre los órganos de los hombres y los monos (como por ejemplo músculos de las orejas, la existencia del coxis, la muela de juicio), además del descubrimiento de restos óseos comparables con los huesos de los monos.
Análisis de la teoría de Darwin. 
Las ideas de Darwin acerca del origen de las especies representan una teoría, la cual ya por su definición sólo es una suposición y no una ciencia acabada. Cuando Darwin fue aceptado como miembro de la Academia de Ciencias de París, ésta subrayó que recibió ese honor "por sus méritos prácticos y no por su hipótesis problemática."
En cuanto a la selección natural, se sabe que ciertos cambios en las especies, en efecto, pueden tener lugar con algunas especies, pero sólo hasta cierto punto. Por ejemplo, se pueden mejorar las especies de los animales domésticos, pero una vez abandonados a si mismos, estos animales vuelven otra vez a su estado salvaje. Además, no fue comprobado que las especies se modificaban dentro de lapsos conocidos de la historia.
Por consiguiente, se nota que la teoría de Darwin no tiene un fundamento firme.
¿Es mono el hombre? 
Los restos de los huesos que supuestamente confirman la teoría de Darwin sobre el origen del hombre a partir del mono, en realidad sólo representan cierto número de huesos individuales o sus fragmentos, y será imposible verificar si éstos pertenecían a hombres normales o a especies intermedias entre monos y el hombre. Se sabe que con la degeneración de los hombres a menudo nacen monstruos poco parecidos a los seres humanos.
Cuando una calavera, dos dientes y un hueso de la pierna, hallados en 1891 en la isla de Java por el sabio Dubois, fueron examinados por 120 científicos reunidos en Leipzig, 113 de ellos opinaron que estos restos óseos no pueden servir de confirmación para la teoría de Darwin referente al origen del hombre del mono.
No se puede negar que los órganos del hombre y de los animales tienen cierta semejanza, pero sólo este hecho no puede servir de punto de partida para asegurar que el hombre tiene origen animal. Cuando Dios creó al hombre, lo dotó con superiores capacidades espirituales que le distinguían de los animales. Un sabio alemán vivió en medio de los monos y aprendió su lenguaje (alrededor de 90 palabras y conceptos), pero le fue imposible enseñar a los monos el lenguaje humano. Cuando los salvajes entran en la sociedad culta se desarrollan fácilmente hasta el nivel cultural normal, pero ni monos ni otros animales pueden nunca llegar al nivel intelectual humano, ni acercarse al mismo. Se ha comprobado que los animales no tienen ningún concepto divino ni más o menos relacionado con la moral, lo que es el patrimonio exclusivo de los hombres.
Darwin en su teoría no trataba de explicar la aparición de las especies primitivas sobre la tierra, y cuando le preguntaron ¿cómo se originó todo lo viviente que existe sobre la tierra?, Contestó que podría obedecer a una de las respuestas siguientes: la primera es que no lo sabemos, y la segunda que existe el Señor Dios, Quien ha creado todo lo vivo. No escapa de la observación el hecho que no obstante, de recibir preparación teológica, Darwin no afirmó por su contestación una fe muy firme en Dios. Lo mismo se desprende también del hecho que la teoría de Darwin contradice a la Santa Biblia, la cual relata que primero creó Dios las plantas, luego los animales y, finalmente, al hombre, mientras que Darwin supone que las especies se mudaban por transición una en otra. Sería posible suponer que Darwin no era un ateo consciente, y que creando su teoría no pensó en atacar la religión como lo hicieron otros.
Los darwinistas, por lo general, no son objetivos: ellos quieren la teoría de Darwin porque no quieren a Dios. La teoría de Darwin tiene numerosos partidarios, porque si fuese posible comprobar que los hombres son animales, obtendríamos una potente razón para tener absoluta libertad para la ejecución de actos amorales, ya que no habría ni Dios ni conciencia.
FUENTES CONSULTADAS.
http://mercaba.org/ARTICULOS/P/palestina_en_tiempos_de_jesus.htm
Missionary Leaflet #
Holy Protection Russian Orthodox Church
2049 Argyle Ave. Los Angeles, California 90068
Editor: Bishop Alexander (Mileant).
(historia_iglesia.doc, 07-14-2000).
http://www.fatheralexander.org/booklets/spanish/historia_iglesia.htm

 Fuentes:

Historia del pueblo judío en tiempos de Jesús. Emil Schürer. Cristiandad, Madrid, 1985.
Herodes el Grande. Antonio Piñero. Esquilo, Badajoz, 2007 (novela).
Antigüedades judías. Flavio Josejo (trad. J. Vara). Akal, Madrid, 2008
Por Antonio Piñero. Universidad Complutense, Historia NG nº 101
http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/grandes_reportajes/7311/herodes_grande_rey_que_escandalizo_los_judios.html?_page=2