sábado, 15 de junio de 2013

Juan Pablo Duarte vida y obra

Después ayuda durante un tiempo, a su amigo José María Serra escribiendo pasquines contra la dominación haitiana, le pide a su padre que le ceda una habitación en el almacén ferretero que éste tenía en Las Atarazanas y, allí comienza ese maestro de pueblos a enseñarle a todos sus compañeros: matemáticas, geografía, idiomas, historia, etc., tratando de mejorar ese nivel cultural tan apagado que había en la juventud, y de elevar su autoestima, pero, más que nada, insuflarles sus ideales de Patria Libre, contagiándoles con su entusiasmo, y graduándoles poco a poco, de futuros próceres de la Patria.

Allí también les enseñaba esgrima debajo de un árbol, disciplina muy importante porque, a más de entretenido y entusiasta deporte, era  un arma de guerra de las más útiles de la época. Recordemos que no existían las armas automáticas y las demás eran lentas y defectuosas, de ahí la importancia de la espada, el sable y el machete. La esgrima era obligatoria en el Ejército.


Con el paso del tiempo se da cuenta de que era necesario algo más que la prédica o la concientización de persona a persona y, entonces, viene su idea cumbre: la Fundación de la Sociedad La Trinitaria. Un verdadero ejército secreto que se extendió por todo el país, galvanizando en la conciencia nacional de que éramos una nacionalidad, y que por tanto teníamos derecho a ser una nación libre e independiente de toda dominación extranjera.

El 16 de julio de 1838 aprovechando que salía la procesión de la Virgen del Carmen de la Iglesia del mismo nombre, entre los cohetes, el repicar de las campanas y el bullicio de la multitud, se reunió Juan Pablo con ocho jóvenes más, que lógicamente pasaron desapercibidos por los haitianos, en la casa de doña Josefa Pérez de la  Paz madre de Juan Isidro Pérez, uno de sus más leales amigos, y allí, Juan Pablo Duarte les explicó la finalidad de ese encuentro: les leyó el Juramento Trinitario mediante el que todos se comprometían con su persona, vida y bienes, habidos y por haber, a la separación definitiva del gobierno haitiano, y a la creación de una república libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera que se denominaría República Dominicana, la cual tendría su pabellón en cuartos encarnados y azules atravesados por una cruz blanca y que, mientras tanto, los trinitarios serían reconocidos con las palabras sacramentales de: Dios Patria y Libertad. Les explicó los riesgos que iban a correr y que, si alguno no estaba de acuerdo, ese era el momento de retirarse del compromiso. Todos aceptaron.

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